Lenguaje Celestial.

Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio. Fil. 1:27.
Un conocido periodista hablaba en una revista muy importante acerca del “asesinato” del idioma Castellano. “El idioma de nuestros padres es apaleado distorsionado en las escuelas públicas, carneado en las universidades de habla hispana, mutilado despellejado en los oscuros pasillos de la burocracia y torturado sin misericordia por maestros indoctos. 

El castellano se está encaminando hacia el limbo de los idiomas muertos”. El lenguaje es el medio de la comunicación que el hombre tiene para expresar sus sentimientos y emociones. El hombre necesita un lenguaje claro e inteligible. 

Hay un lenguaje tal. La conversación hecha en ese lenguaje es compresible. “Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo”. Así les escribió Pablo a los filipenses. Hay un lenguaje digno del Evangelio, y es el lenguaje del amor, el lenguaje del cielo. ¿Cómo podemos hablar el lenguaje del cielo si no lo conocemos? 

 La respuesta es simple: debemos aprender a leerlo. De ese lenguaje está llena la Biblia. Dios hizo posible que el hombre aprendiera el lenguaje del amor. Proveyó un Maestro capacitado y deseoso de enseñarnos y ayudarnos a comprender el lenguaje del amor. 

 “El Espíritu Santo. . . os enseñara todas las cosas”, prometió Jesús (Juan. 14:26). Satanás quisiera “asesinar” el lenguaje del cielo. Quisiera cambiar el significado de las palabras de Dios. “”No moriréis”, les dijo a nuestros primeros padres. Centenares de millones de tumbas atestiguan la mentira de Satanás. 

 “Dios sabe que mis intenciones son buenas”, es otra de sus mentiras. La intepretación que hace Satanás del lenguaje del cielo es fácilmente distinguible, porque no dice nada en cuanto al amor de Cristo por el hombre. 
Trae confusión en cuanto al Evangelio de salvación. El lenguaje del cielo es muy diferente. Tiene un significado que todos nosotros podemos comprender. 
Es el lenguaje del amor, un lenguaje que no conoce barreras. 
La conversación del cristiano lo une con su interlocutor. El Evangelio nos ayuda a estar “firme en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del Evangelio”. ¿Hablamos nosotros el lenguaje del cielo?

Maranata

Luis José de Madariaga.

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