Y el que guarda sus mandamientos,
permanece en Dios, y Dios en él. U en esto sabemos que él permanece
en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. 1º Juan 3:24.
Los adventistas del séptimo día
siempre han subrayado la importancia de guardar todo los Diez
Mandamientos.
Nuestro texto declara sin rodeos de palabras que cuando los Diez Mandamientos son guardados, hay unidad entre Dios y el hombre. Juan dice que “el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él”. ¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Juan tienen la respuesta.
“En esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado” Evidentemente el Espíritu desempeña una parte esencial en la vida del cristiano. El conoce la tendencia humana y las seducciones de la mundanalidad.
El Espíritu también conoce los deseos de Dios hacia
los hombres. Es el eslabón de unión entre Dios y el hombre.
Implanta en el corazón humano el anhelo de hacer la voluntad de
Dios. Cuando el anhelo de hacer la voluntad de Dios llena el corazón
de un hombre o mujer, cuando entra en él Espíritu de Dios se
realiza un cambio maravilloso.
Si el hombre era bueno antes de ser cristiano, se transforma en una persona mejor. Si era malo antes de conocer a Dios, el Espíritu introduce caminos que hacen de él un hombre diferentes, bueno dedicado a Dios.
Los cambios son evidentes. El hombre cruel se vuelve bondadoso. El hombre áspero se vuelve dulce; el que tenía mal genio llega a ser manso; el mentiroso se hace veraz; el ladrón se hace honrado.Esta es una evidencia definitiva de que Dios mora en un hombre o mujer y de que el hombre permanece en Dios es la disposición a hacer la voluntad de Dios.
El primer paso es hacer su voluntad y es guardar los Diez Mandamientos establecidos por él. Pero mucha gente dice: ¿Es tan difícil de guardarlos los mandamientos de Dios en un mundo donde se les presta tan poca atención? No necesariamente. Nada es demasiado difícil cuando Dios mora en el corazón.
A menudo cuesta hacer lo que Dios quiere que hagamos, pero el Espíritu que nos ha dado” no nos chasqueará. Nos ayudará a convertirnos en mejores cristianos. Pablo escribió: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Fil. 4:13).
Maranata.
Luis José de Madariaga.
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Nuestro texto declara sin rodeos de palabras que cuando los Diez Mandamientos son guardados, hay unidad entre Dios y el hombre. Juan dice que “el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él”. ¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Juan tienen la respuesta.
“En esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado” Evidentemente el Espíritu desempeña una parte esencial en la vida del cristiano. El conoce la tendencia humana y las seducciones de la mundanalidad.
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Implanta en el corazón humano el anhelo de hacer la voluntad de
Dios. Cuando el anhelo de hacer la voluntad de Dios llena el corazón
de un hombre o mujer, cuando entra en él Espíritu de Dios se
realiza un cambio maravilloso. Si el hombre era bueno antes de ser cristiano, se transforma en una persona mejor. Si era malo antes de conocer a Dios, el Espíritu introduce caminos que hacen de él un hombre diferentes, bueno dedicado a Dios.
Los cambios son evidentes. El hombre cruel se vuelve bondadoso. El hombre áspero se vuelve dulce; el que tenía mal genio llega a ser manso; el mentiroso se hace veraz; el ladrón se hace honrado.Esta es una evidencia definitiva de que Dios mora en un hombre o mujer y de que el hombre permanece en Dios es la disposición a hacer la voluntad de Dios.
El primer paso es hacer su voluntad y es guardar los Diez Mandamientos establecidos por él. Pero mucha gente dice: ¿Es tan difícil de guardarlos los mandamientos de Dios en un mundo donde se les presta tan poca atención? No necesariamente. Nada es demasiado difícil cuando Dios mora en el corazón.
A menudo cuesta hacer lo que Dios quiere que hagamos, pero el Espíritu que nos ha dado” no nos chasqueará. Nos ayudará a convertirnos en mejores cristianos. Pablo escribió: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Fil. 4:13).
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