skip to main |
skip to sidebar
AGUA FRÍA Y BUENAS NUEVAS.
Como el agua fría al alma sedienta, así son
las buenas
nuevas de lejanas tierras. Prov. 25:25.
En medio del desierto había un pequeño hotel,
en mita del desierto con una temperatura entre 43º grados y 57º
grados, en la sombra.
El ventilador del techo era tan alto que el
aire no llegaba al suelo. El hombre que nos atendía nos ofreció un
vaso de agua fresca para apagar nuestra sed. No había radio ni TV.
Este Hotel solo tenia unas diez habitaciones, los camellos estaban a
la parte de atrás.
En el desierto el agua es la vida, sin ella el
hombre moriría. Estas condiciones hace resaltar el significado de
nuestro texto. En el desierto te encuentras con otros aventureros que
en aquella época no tenían ni idea por donde andar.
A lo largo del
viaje nos encontramos a personas que no tienen comida ni agua y que
van caminando hasta el pueblo más cercano a unos 100Km. Hay
experiencias que jamás se olvidan. Nuestro mundo es un desierto
donde las dunas se convierte en trampas mortales, como el pecado.
Las
grandes ciudades, las comodidades, y con agua abundante.
Demasiado a
menudo, sin embargo, hay escasez de otras clase de agua: el agua de
la vida. En las casa del desierto algunos tienen un tanque para
cuando llueve recogen el agua.
Otros tienen un pozo y cuando llueve
lo abren y recogen el preciosos liquido. En el desierto del pecado
nosotros somos los pozos de Dios. El nos ha dado la responsabilidad
de llevar el agua de vida a las almas sedientas. Hay una gran
reserva abundante de agua. Nunca se acaba.
Recuerdo que entrando por
pasillo que no tendría más 50 cent. Llegamos a una sala donde se
hacia una fiesta, y debajo de mis pies había un pozo donde se
almacenaba el agua de la ciudad, que alimentaban a tres mil persona
cada día. Su agua era fresca suave en esa Kasbah.
Así debe ser el
agua fresca para el sediento que tiene sed de la palabra de Dios, y
nosotros somos la cisternas que usa Dios para dar de beber al
sediento.
El Evangelio que Dios nos a dado, y que todos emos
bebido de ese agua. Ahora ha llegado el momento, que podamos
compartir de esta agua en abundancia.
La invitación de Dios de
beber esta agua está registrada en Isaias 55:1. “A todos los
sedientos: Venid a las aguas”. “Porque yo derramaré agua sobre
el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré
sobre tu generación, y mi bendición sobre tu renuevo” (Isa,
44:3).
Maranata
Luis Jose de Madariaga.
http://meditacionesmatinales.blogspot.com
http://lecciones-biblicas.blogspot.com
http://judaislacris.blogspot.com
http://historiaybiblia.blogspot.com
http://segunda venida apocalíptica
http://viajes a través del tiempo y del espacio
No hay comentarios:
Publicar un comentario