Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Deut. 6: 6,7.
Los padres deberían estar unidos en su fe para estar unidos en su esfuerzos de educar a sus hijos en la creencia de la verdad. Sobre la madre descansa en manera especial la tarea de moldear la mente de los jóvenes hijos. . .
Las ocupaciones a menudo mantienen al padre fuera de la casa y no le permiten tener una parte igual en la educación de los hijos: pero siempre que pueda debería unirse con la madre en esta obra. Trabajen juntos los padres, inculcando en los corazones de sus hijos los principios de justicia. (R H 12-10-1911).
Los padres nunca deberían discutir delante de sus hijos, ni desautorizarse el uno contra el otros. Los niños lo perciben y sufren secuelas a lo largo de su vida. Ha habido poca obra para preparar a nuestros niños para las pruebas que deben de enfrentarse a lo largo de su vida.
No han sido ayudados como debiera haberlo sido para formar su carácter lo bastante fuerte como para resistir la tentación y permanecer firmes por los principios de la justicia en la terrible lucha que están ante todos los que queden fieles a los mandamientos de Dios y al testimonio de Jesucristo.
Loas padres necesitan entender las tentaciones que deben enfrentar los jóvenes diariamente, para poder en señales como vencerlas. . . Dios quiere que volvamos nuestros ojos de las vanidades, placeres y ambiciones del mundo y que lo pongamos en la recompensa gloriosa e inmortal de aquellos que corren con paciencia la carrera que les es puesta en el Evangelio.
Quiere que eduquemos a nuestros hijos para que eviten las influencias que los apartarían de Cristo. Nuestro Señor viene pronto y debemos prepararnos para este solemne acontecimiento. . . Que nuestras vida diaria en el hogar revele los principios vivificantes de lsa Palabra de Dios. (Ibid).
Los Judíos tienen un sentido estricto de la palabra de Pablo nos dice. “Las repetirás “ La ley debería enseñarse desde la tierna edad a nuestros hijos. Para que no se olviden de Dios. El cristianismo exige todo lo que el hombre es y tiene: su mente, sus afectos y su capacidad de acción (1º Tes. 5:23). todo pertenece a Dios.
Maranata
Luis
José de Madariaga.
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segunda venida apocalíptica.
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