Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti perseverá; porque en ti se ha confiado. Isaias. 26:3.
A través de los siglos el ser humano a querido vivir en paz, sin guerras, ni luchas tribales. Pero esto es una panacea del ser humano.
¡Paz! ¿que es paz? Podemos dar muchas explicaciones de lo que significa la paz, pero ninguna es concluyente.
Por naturaleza el hombre no puede tener paz, llamemos como lo llamemos. Millones han muerto en el campo de batalla, desde Abel, hasta nuestros días.
Se han firmado tratados entre las naciones. Se ha establecido una liga de naciones, con intereses depende de la nación, para mantener la paz.
Esta es la mayor hipocresía del mundo que e oído en mi vida. Los dioses de la guerra se guardan la paz, y cuando sus intereses son tocados se gozan al quitar la vida de los hombre y todo en el nombre de Dios.
Eso es pura y llanamente hipocresía humana.
Pero sin embargo, ¡cuán sencilla es la solución para las guerras entre amigos, entre vecinos, y entre naciones!
Pero siempre a habido hombre sinceros que han buscado a Dios para conseguir la paz es decir, buscando la dirección de Dios y hacer el bien a su prójimo y no mirando atrás, pensad en la bondad de la otra persona, o todos son malos.
Pero si miramos más aya veremos que esa “paz hermosa paz” perfecta paz esa sera la herencia de los santos en el reino de Dios, y también puede ser la experiencia de los hijos de Dios.
Pero para algunos, muchos, esto es una panacea. Cristo nos da un remedio, no solamente a su pueblo sino al mundo. Es la perfecta sumisión a la voluntad de Dios lo que trae consigo la paz.
Sin embargo, ¡cuántos tratamos de hallar esa paz perfecta a nuestra manera, ignorando el Espíritu de Dios! Nos sucede lo mismo que a los hombres de guerra no encontramos la paz.
El cristiano maduro está en paz con Dios, consigo mismo y con el mundo que lo rodea. La oración del pobre.
Dios del cielo y de la tierra. “pido fuerza para hacer grandes cosa en esta vida.
Dios le dio debilidad a fin de que pudiera obedecer.
Te pido salud a fin de poder realizar grandes cosa en esta vida.
Se le concedió enfermedad para que pudiera hacer cosa mayores.
Señor dame riquezas para ser feliz; se le concedió pobreza para que fuese sabio.
Dios dame poder para tener la alabanza de los hombres; se le dio debilidad para que sintiese la necesidad de Dios.
Dios dame toda las cosas para poder gozar de la vida.
Dios le concedió la vida para que pudiera gozar de todas las cosas.
No recibió nada de lo que pidió y anheló, pero su oración fue contestada para su benefició”.
Para poseer la perfecta paz, pidamos lo que debemos pedir; pidamos que el Espíritu Santo sea nuestro compañero hoy, y cada día, y su paz será nuestra compañera de viaje. (En agosto estaré de vacaciones)
Maranata
Sigan
orando por la vista de mi esposa.
Luis
José de Madariaga.
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segunda venida apocalíptica
La
Biblia a través del tiempo.
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