Como el que
enloquece, y hecha llamas y saetas y muerte, tal es el hombre que
engaña a su amigo, y dice: Ciertamente lo hice por broma. Prov.
26:18, 19.
Podremos un ejemplo
de lo que es la broma en un cristiano.
Carmen y Juan fueron
a visitar a unos amigos.
Estos estos no sabían que Juan tocaba bien
el violín. Entraron en la casa, se sentaron, y Juan observo que
había un violín en cima de la mesa, cogió el violín y empezó a
tocar un hermoso himno.
Su esposa Carmen
comenzó hacer algunas observaciones en tono despectivo y queriendo
hacer una broma a su marido, sobre sus conocimientos de musica. Al
fin Juan se sentó y estuvo sentado, a causa de la actitud de su
esposa, y paso el resto de la velada sentado en un sofá. (En boca
cerrada no entra moscas, reza el refrán).
Una vez en su hogar
Carmen se disculpó diciendo que sólo quería hacer una broma.
Broma de muy mal gusto. “Sí “, le respondió Juan, “pero con
tu bromas me fuiste humillando, y esto ha contribuido a que nuestras
relaciones sean cada vez más deterioradas.
Las bromas dentro
del matrimonio o fuera de el nos salen caras porque las hacemos a
costa de nosotros mismos o de los demás, y humillamos a la persona.
Ahora bien, si lleváramos un registro exacto de ellas veríamos que
casi todas están relacionadas con las desgracias ajenas.
Una caída, la
pérdida de una peluca, el derramamiento de un zumo, todo esto son
episodios que mueven a la risas y a las
bromas. Dios
quiere un pueblo santo, un pueblo que sus lenguaje sea correcto, como
corresponde a hijos del Rey de Reyes. Pero la gran pregunta es: ¿Que
clase de hijos tiene nuestro gran Rey? Que cada uno responda.
Las burlas, y las
bufonadas, pueden parecer divertidas pero no entre el pueblo de Dios.
No creo que en el cielo se gasten bromas, y creo que a nuestro Dios
no le agrada dicha actitud de las personas. Los tales no esperen ir
al cielo, no tienen cabida.
A lo largo de mi
vida vi que tales bromas, hicieron mucho daño, y esas personas nunca
volvieron a la iglesia, Dios demandara tales aciones. Una
descripción apócrifa de la personalidad de Cristo afirma que no se
sabe que el Señor se haya reído alguna vez.
Es posible que esa
declaración no este muy lejos de la verdad. Jesús se divertía con
los niños, le justaba estar con ellos, porque en ellos estaba puesta
la belleza y la sencillez que reflejaba ha Dios. Jesús nunca fue
mordaza.
Estoy convencido de
que fue el Hombre más amable, simpático, y alegre, en el buen
sentido de la palabra, no se enfadaba, y llevaba el amor del Padre a
los que lo necesitaban. Su espíritu sereno, pacifico, sensato,
animaba a la gente.
Podemos estar
seguros de que poseía una personalidad atrayente puesto que a los
niños les gustaba treparse en sus rodillas.
“
La risa
insensata, las bromas, las burlas, disgustan al alma que se nutre de
Cristo. Al Señor le resulta dolorosa la conversación vulgar,
disparatada. Los que gustan de las conversaciones
deben tratar
de que sus palabras sean escogidas. (foto. Seremos juzgados por la ley)
Podemos suponer que
el chisme y las charlas insensatas, no es pecado, pero esto apena a
nuestro Señor y entristece a los ángeles del cielo. (La Educación.
457).
¿No les parece a
ustedes que es mejor que cambiemos nuestras “llamas y saetas de
muerte” por palabras bondadosas y amables que lleven vida para la
gloria de Dios?
Maranata.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica