martes, 29 de noviembre de 2011

CONOCEREMOS A NUESTROS ÁNGELES GUARDIANES.

Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. (Sal. 91: 11).

Sólo cuando se vean a la luz de la eternidad las providencias de Dios, comprenderemos lo que debemos al cuidado y la intercesión de los ángeles. Los seres celestiales han tenido una parte activa en los asuntos de los hombres. (foto. Los ángeles nos cuidan).

Han aparecido con ropas brillantes como relámpago; se han presentado como hombres, bajo la apariencia de viajeros. Han aceptado la hospitalidad ofrecida por hogares terrenales; han actuado como guías de viajeros extraviados. Han frustrado el propósito del ladrón y desviado el golpe del destructor.

Aunque los gobernantes de este mundo lo ignoren, a menudo los ángeles han hablado en sus concilios. Los han contemplado los ojos humanos. Los oídos humanos han escuchado sus pedidos.

En tribunales y cortes de justicia, los mensajeros celestiales han defendido la causa de los perseguidos y oprimidos. Han desbaratado propósitos y detenido males que hubieran causado oprobio y sufrimiento a los hijos de Dios. Todo esto se revelará a los alumnos de la escuela celestial.

Todo redimido comprenderá la obra de los ángeles en su propia vida. ¡Qué sensación le producirá conversar con el ángel que fue su guardián desde el primer momento; que vigiló sus pasos y cubrió su cabeza en el día de peligro; que estuvo con él en el valle de la sombra de muerte, que señaló su lugar de descanso, que fue el primero en saludarlo en la mañana de la resurrección y conocer por medio de él la historia de la interposición divina en la vida individual, de la cooperación celestial en todo trabajo en favor de la humanidad! (foto. Dios o serba)

Teniendo la Palabra de Dios en la mano, todo ser humano, cualquiera sea su suerte en la vida, puede gozar del compañerismo que escoja. Por medio de sus páginas puede tener comunión con lo mejor y más noble de la especie humana, y escuchar la voz del Eterno que habla con los hombres. Al estudiar y meditar en los temas que los ángeles "anhelan mirar" (1 Ped. 1: 12), puede gozar de su compañía. (foto El ángel escribano, anota todo lo que los hombre dicen).
G.W.

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