jueves, 5 de agosto de 2010

ESTOY SEGURO

POR LO CUAL ESTOY SEGURO DE QUE NI LA MUERTE, NI LA VIDA, NI ÁNGELES, NI PRINCIPADOS, NI POTESTADES, NI LO PRESENTE, NI LO POR VENIR, NI LO ALTO, NI LO PROFUNDO, NI NINGUNA OTRA COSA CREADA NOS PODRÁ SEPARAR DEL AMOR DE DIOS, QUE ES EN CRISTO JESÚS SEÑOR NUESTRO.

En 1556,
un joven llamado Claes experimentó una conversión notable. Mientras estudiaba las Escrituras en su hogar, en Bélgica, se sintió profundamente impresionado por el amor de Dios. Tras llegar a la conclusión de que la salvación se obtiene únicamente por la fe en Cristo, el amor de Cristo lo embargó de tal manera que no pudo contenerlo: comenzó a compartirlo con cuantas personas pudo.

En la Europa del siglo XVI, la Iglesia y el Estado estaban unidos, y la iglesia del Estado no permitía la más mínima disensión (en materia religiosa). Clase fue arrestado y llevado a Ghent, por haberse atrevido a desafiar el punto de vista de la iglesia en lo que respecta a la salvación. No obstante, antes de quemarlo vivo, las autoridades procuraron disuadirlo de su creencias. Podría evitar la hoguera con sólo renunciar a su fe, pero Claes no hizo. De nada valieron las amenazas del estado. No se doblegó.

Le preguntaron (la Inquisición).-¿En qué crees? Y contestó:
-Creo solamente en Cristo Jesús,

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