lunes, 19 de octubre de 2009

EN TODAS PARTES MENOS EN CASA

Mas Jesús les decía: “No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes,y su casa Marcos 6:4

Ser apreciada es el anhelo de toda persona normal, y el cristiano no puede sustraerse a este deseo. El mensaje de Cristo parecería decir que —salvo en la propia tierra, familia y casa— uno siempre es apreciado, Sabemos que esto tiene que ver con el rechazo provocado por la predicación de la Palabra. Esto, sin embargo, no debería ser razón para no hacerlo. Predicador, o no, la posibilidad de ser apreciado por otros es muy grande, pero debemos vivir la vida para facilitar el aprecio de los demás.

El cristiano tiene en este sentido una ventaja enorme sobre los demás, porque la enseñanza básica del cristianismo es que deberíamos ser “buena gente': Es nuestra responsabilidad reflejar el carácter de Cristo para que el mundo pueda ver al Señor en nosotros. El diario vivir no debería eximirnos de este privilegio de representar al Señor ante un mundo que tanto lo necesita. Pensemos en la gran pérdida de los paisanos de Jesús por no recibirlo. Él no hizo milagros allí no por incapacidad de hacerlo, sino por la falta de fe de los habitantes. ¿Cuántos enfermos siguieron en su enfermedad? ¿Cuántos ciegos, mudos o leprosos quedaron como estaban por falta de fe?

Pese a todo, Jesús les manifestó el mensaje de salvación. Este ejemplo debería ser seguido por todos. No permitamos que la falta de aprecio nos detenga en el glorioso privilegio de ser “buenos': Que cada cristiano pida al Señor cada día que le dé el ánimo de ser bueno y hacer algún acto de bondad, aunque el mundo no lo aprecie.

“La abnegada labor de los cristianos del pasado debería ser para nosotros una lección objetiva y una inspiración. Los miembros de la iglesia de Dios deben ser celosos de buenas obras, renunciar a las ambiciones mundanales, y caminar en los pasos de Aquel que anduvo haciendo bienes. Con corazones llenos de simpatía y compasión, han de ministrar a los que necesitan ayuda, y comunicar a los pecadores el conocimiento del amor del Salvador. Semejante trabajo requiere empeñoso esfuerzo, pero produce una rica recompensa. Los que se dedican a él con sinceridad de propósito verán almas ganadas al Salvador; porque la influencia que acompaña al cumplimiento práctico de la comisión divina es irresistible” (HAp 91).

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Génesis 10:1-11:32; Marcos 6:1-56

Pr. Ismael Leito

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