LIBERACIÓN DEL TEMOR.

Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores. Salmo 34:4

El salmista comienza ahora a expresar los motivos de su gratitud: lo que Dios hizo por el y por otros, y las lecciones que le ha enseñado mientras las vicisitudes de la vida. 

Un hecho notable de David fue cuando danzo delante del arca. David hizo saber a Mical que ella no tenia razón para emplear palabras cortantes de reproche, y que su acusación no aminoraría en él su ardor ni le haría cambiar de conducta. 

David continuo regocijándose delante del Señor, expresando su gratitud por todo lo que Dios había hecho por él. 

Durante la vida de David existieron muchos temores, muchas angustia que con la ayuda de Dios fue superando. 

Recuerdo de pequeño oír muchas historia de la Edad Media, y una de ella decía así: 

Un campesino se dirigía desde su pueblo a la ciudad de Nuremberg, y en el camino se encontró con una anciana que le pidió que le llevase hasta la ciudad. 

El camino era largo y muy tortuoso, el labrador le preguntó quien era y a dónde iba, la anciana le dijo que era la plaga del cólera y su nombre la muerte. 

El hombre paro el carro y le ordenó que descendiese del carro, la anciana le aseguró que a la ciudad donde iba sólo mataría a diez personas. 

La mujer le entrego al campesino una daga y le dijo que si mataba más de diez, el podría matarla con esa daga. El campesino llego a la ciudad entrego su carga, pero al marcharse noto que habían muerto cien personas. 

El labrado encontró a la anciana en la calle, saco la daga y estaba apunto de matar a la anciana. La anciana le dijo: detente, yo cumplí mi palabra. 

“Yo sólo maté a diez. El miedo y el terror mató al resto” Hoy día el temor sigue haciendo estragos, y más con la pandemia en la que estamos viviendo. 

Los médicos declaran que un gran porcentaje de enfermedades no son orgánicas, sino originadas por el miedo. Creo con sinceridad que la gente tiene temor, miedo al contagio y a otras enfermedades. 

¿Cual es el remedio? El salmista nos dice: “Busqué a Dios”, Esto nos da la pista de lo que tenemos que hacer. Es acercarnos a Dios en oración, meditar en su palabra y tener interés en las cosas de Dios. 

Vivimos en un mundo incrédulo y egoísta, donde solo reina el yo. 

“Aunque ande en valle de sombras y de muerte, no temeré mal alguno” Sal. 23. En momentos peligrosos hay que tomar medidas extremas, y la única medida es buscar a Dios con todo nuestro corazón.

El cristiano sincero reposa en las alas del Omnipotente, hay está su seguridad para la eternidad.

MARANATA.

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