Para alabanza de la gloria de su
gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado. Efe. 1:6.
“¿Quien necesita los méritos
de Cristo? “ no es una pregunta caprichosa como “¿quien necesita
pagar impuestos?” Creo que es una pregunta muy seria. ¿Quien se
beneficia con los méritos de Cristo? A menudo oímos decir:
“Dios
nos ha aceptado en virtud de los méritos de Cristo”. Son buenas
nuevas, en verdad, descubrir que somos aceptados; pero ¿cómo
intervienen los méritos de Cristo? ¿Qué parte juega en la
transacción?
¿Suponemos que Dios queda impresionado por los
méritos? ¿ Estamos sugiriendo que, siendo que Dios no puede ver
nuestras rebeliones pasadas mientras nos “escondemos” bajo el
perfecto manto de justicia de Cristo, por lo tanto somos aceptados?
En serio, ¿necesita Dios de los méritos de Cristo de alguna manera para tratarnos en forma diferente con nosotros?
O quizás hemos de ver esos méritos como necesarios a fin de balancear algunos libros de contabilidad en las cortes celestial.
Esto sugeriría que la salvación requiere una cierta proporción de méritos. Estamos obviamente escasos de méritos, y por ello pedimos prestadas grandes cantidades de la cuenta de Cristo, siendo que Él tiene una reserva abundante.
El Padre, en su oficina, controla los libros para asegurarse de que la línea final no quede en rojo. ¿Es ésta es la naturaleza del problema del pecado?
Me gustaría sugerir, sin embargo, que el concepto de ser aceptado en los los méritos de Cristo es simplemente una de las mejores ilustraciones del Cielo de cómo ve Dios al hombre.
Siendo que algunas personas pueden pensar en una aceptación amante sólo en términos de haberlas merecido, Dios recepto todo los méritos de Jesús por el hombre.
Nuestro Padre nos dice: Te voy a aceptar tan completamente, porque eres “acpto en el Amado”. Jesús aparece como un símbolo de toda la humanidad al revelar cuánto nos ama Dios a todos.
El concepto de mérito, entonces, es en beneficio de los hombres. Nosotros somos quienes necesitamos toda ilustración disponible de la actitud positiva de Dios hacia la humanidad.
Necesitamos sentir su actitud tal como está ilustrada en la forma como se relaciona con el Hijo del Hombre.
Algunos pueden protestar, incluso no creer en el: “Jesús era perfecto. Murió por una humanidad perdida. No es extraño que Dios Padre pudiera amarlo. Pero tu y yo somos pecadores”.
Pero éste es el punto exacto donde mejor podemos ver el significado
del amor incondicional.
El amor de Dios por nosotros no es influido en absoluto por quienes somos o lo que hacemos.
Y siendo que el perdón y la aceptación son sólo manifestaciones del amor, son ofrecidos libremente a todos por Dios.
[Os pido que oréis por mi.
Tegon una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga].
En serio, ¿necesita Dios de los méritos de Cristo de alguna manera para tratarnos en forma diferente con nosotros?
O quizás hemos de ver esos méritos como necesarios a fin de balancear algunos libros de contabilidad en las cortes celestial.
Esto sugeriría que la salvación requiere una cierta proporción de méritos. Estamos obviamente escasos de méritos, y por ello pedimos prestadas grandes cantidades de la cuenta de Cristo, siendo que Él tiene una reserva abundante.
El Padre, en su oficina, controla los libros para asegurarse de que la línea final no quede en rojo. ¿Es ésta es la naturaleza del problema del pecado?
Me gustaría sugerir, sin embargo, que el concepto de ser aceptado en los los méritos de Cristo es simplemente una de las mejores ilustraciones del Cielo de cómo ve Dios al hombre.
Siendo que algunas personas pueden pensar en una aceptación amante sólo en términos de haberlas merecido, Dios recepto todo los méritos de Jesús por el hombre.
Nuestro Padre nos dice: Te voy a aceptar tan completamente, porque eres “acpto en el Amado”. Jesús aparece como un símbolo de toda la humanidad al revelar cuánto nos ama Dios a todos.
El concepto de mérito, entonces, es en beneficio de los hombres. Nosotros somos quienes necesitamos toda ilustración disponible de la actitud positiva de Dios hacia la humanidad.
Necesitamos sentir su actitud tal como está ilustrada en la forma como se relaciona con el Hijo del Hombre.
Algunos pueden protestar, incluso no creer en el: “Jesús era perfecto. Murió por una humanidad perdida. No es extraño que Dios Padre pudiera amarlo. Pero tu y yo somos pecadores”.
Pero éste es el punto exacto donde mejor podemos ver el significado
del amor incondicional.
El amor de Dios por nosotros no es influido en absoluto por quienes somos o lo que hacemos.
Y siendo que el perdón y la aceptación son sólo manifestaciones del amor, son ofrecidos libremente a todos por Dios.
[Os pido que oréis por mi.
Tegon una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga].
Maranata:
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