EL MAYOR DON DE DIOS

El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 1 Juan 4:8
En nuestro esfuerzo por conocer a Dios, estudiamos con diligencia 1 Cor. 13:1-13 a la luz de nuestro texto. Siendo que Dios es amor. Pablo ha enumerado y definido el lugar de los dones del Espíritu en la iglesia (ver 12) 

Ahora muestra que la posición de todos estos dones y otros adicionales no hace de nadie un cristiano a menos que posea el don supremo del amor. 
“Si Yo hablase lenguas humanas y angélicas y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 

Y si tuviese profecía y entendiese todo los misterios y toda ciencia, y tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 

Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregarse mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. Etc. El amor es la base del cristiano. 

El Amor Gr. agápe, “amor” es el amor que se basa en un principio y no en emociones; amor que proviene del respecto por las admirables cualidades del que es amado. 

Este amor es el que existe entre el Padre y Jesús (Juan 15:10; 17:26); es el amor redentor de la Divinidad por la humanidad perdida (1 Jun. 3:1; 4:9,16).
Es la cualidad especial que se demuestra en el trato mutuo de los cristianos (Jun. 13:34-35) y se practica para demostrar la relación del creyente con Dios. No es suficiente decir que Dios hace las cosas por amor. 

¡Dios es amor!En el texto de hoy, Dios no está acusándonos, a los cristianos del siglo XXI. Lo que esta declarando es la pura verdad, para que podamos conocer la fuente donde mana el amor. 
Debemos de entender que si no ejercemos este don, de nada servirá lo que tu hagas o lo que yo haga. 

El trata de que entendamos que nos comprende. Conoce nuestra vida, de pies a cabeza, sabe los fallos que cometemos y sabe nuestros sueños. El amor genuino no cae como la hoja de una flor. 

Cuando una flor ha brindado su fragancia y belleza, a cumplido su misión, luego los viento la desaceden. No sucede así con el amor. 
El amor permanece inmutable, emanando su fragancia de fe, esperanza a su alrededor,tanto que los días de tirantez y dificultad brilla como el sol. 

Así debe ser, pues el amor es el fundamento de la ley, y la ley es Dios. Se nos pide que cultivemos este fruto del Espíritu Santo. 

El amor cubre multitudes de pecados. Dios anhela que lo comprendamos, y que demostremos que le amamos, demostrando el amor hacia los demás, y especialmente en el hogar. 

Esa es la clase de amor que Dios quiere ver en nosotros. Saber perdonar.
[Os pido que oréis por mi. 
Tegon una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga].

Maranata:

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