domingo, 25 de octubre de 2015

EL ESPÍRITU DE SUMISIÓN


Orar sin cesar. 1º Tesa. 5:17.
Es un de los textos mas cortos de la Biblia. Nos esta indicando una acción cesante interrumpida. Es decir: “orar incesantemente”. 

Un espíritu de oración constante debe exhalar de la vida del cristiano. Nunca se debiera cortar la comunicación con el cielo. (Luc. 18:1). Pablo trabajaba “de noche y de día” (1º Tes.2:9), y también oraba “de noche y de día” (cap. 3:10). 

Sus oraciones no disminuían debido a su trabajo. Siempre mantenía una relación viva de oración con su Padre celestial. E puesto este ejemplo para todos los creyente en Cristo. Cuanto más a menudo nos dediquemos en oración, tanto más cerca será llevada nuestras almas dentro de la sagrada proximidad de Dios. 

El Espíritu Santo intercederá por las almas que oran con sinceridad con gemidos que no pueden ser expresados con palabras, y el corazón será ablandado y subyugado por el amor de Dios. 

 Las nubes y sombras que Satanás echa sobre el alma serán disipadas por los brillantes rayos del sol de Justicia y las cámaras de la mente y del corazón serán alumbradas por la luz de Cristo.No tenemos que desanimarnos si nuestras oraciones no tienen respuesta inmediata. 

Por experiencia yo llevo cuatro años orando por un problema y no e tenido contestación, pero sigo orando y confiando en mi Dios que algún día me contestara. No hay que desanimarnos. 

El Señor ve que la oración está mezclada a menudo con mundanalidad. Los hombres oran por aquello que satisfaga sus deseos egoístas, y el Señor no cumple sus pedidos en la manera que ellos esperan. 

Dios nos pone aprueba, y nos ponen en situaciones en que nos veamos nuestra condición y nos humillemos hasta que veamos nuestras verdaderas necesidades. Dios esta a nuestro lado, aunque no lo veamos, sus ángeles nos rodean, y están atentos a la voz de Dios para auxiliarnos. 

No da a los hombres aquello que complace a nuestras ambiciones y obras simplemente para exaltar nuestra vanidad. Cuando acudimos a Dios debemos estar dispuestos a mantenernos y a ser contritos de corazón, subordinándolo todo a su santa voluntad. En el Getsemaní, Cristo oró a su Padre diciendo: “Padre mió, si es posible, pase de mi esta copa” (Mat.26:39). 

La copa que pidió que fuese pasada de él, que parecía tan amarga a su alma, era la copa de la separación de Dios a consecuencia del pecado del mundo. . . “Pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mat. 26:39). 

El espíritu de sumisión que demostró Cristo, es el mismo que deberíamos de demostrar todo creyente. No te desanimes si tu oración no es contestada, sige orando, porque en la existencia de esa petición demostramos nuestra fe en nuestro Dios.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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