DEBEMOS PEDID CON FE

Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creer que lo recibiréis, y os vendrá. Marc. 11:24.
Cristo nos dice: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan¿” (Mat. 7:11). 

Estos son dones dados gratuitamente por Dios. Oh, ¡cuán débil es nuestra fe, que no nos beneficiamos con las ricas y gloriosas promesas de Dios! 

El nos concede voluntariamente. Su dones. Dios saca lo mejor del hombre el amor, y resalta el amor del Padre hacia la raza humana como el mayor don dado a los hombres. El Omnisciente y Omnipotente nos dará liberalmente do lo que pidamos con fe. 

“Este es el requisito indispensable” Es el más misterioso, el más misericordioso, más tierno, más paciente y amante que cualquier padre terrenal. Cristo y el Padre nos atraen con palabras cariñosas, para que tomemos ánimo y confianza en nuestro Dios. (RH 1900).

Debemos de tener en cuenta que el creyente en Cristo debe estar consagrado a un propósito levado y santo por la gracia divina, revestido con la justicia de Cristo, imbuido del Espíritu Santo el cual debemos de pedir constantemente, ofreciendo los sacrificios de un corazón quebrantado y contrito, el verdadero creyente es en verdad un representante del Redentor. 

Dios mira con agrado bendito de la mente y el templo del alma si los hombres, cuando tienen falta de sabiduría, se retiran en oración privada y piden sabiduría a Aquel que la da a todos los hombres abundantemente sin reproches. 

La promesa es: “Y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra” (Sat.1:5,6.). Debemos de demostrar una confianza firme inquebrantable en Dios. Como la roca firme que no se detiene ante la tempestad del viento o del mar. 

Todas las cosas son posible al que cree. Nadie que acuda al Señor en sinceridad de corazón será chasqueado. ¡Cuán maravilloso es poder orar eficazmente, que los indignos, falibles mortales tengan el poder de ofrecer sus peticiones a Dios (Ibis)

Maranata

Luis José de Madariaga.

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