EL CARRO DE FUEGO

Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. 2º Reyes 2:11.
Estaba por cerrarse un glorioso ministerio. Mientras Elías y Eliseo caminaban juntos, ambos sabían que el ministerio de Elías había terminado. 

Tres veces Elías trató de conseguir que Eliseo lo dejara. Los hijos de los profetas le habían dicho a Eliseo que su señor le sería quitado ese día. Elías le preguntó a Eliseo qué podía hacer por él antes que fuera quitado. 

La respuesta no se hizo esperar. “Te ruego que una doble porción de tu Espíritu sea sobre mí” (vers. 9). Eliseo conocía los verdadero valores de la vida. Sabía que el Espíritu que tenia Elías era el Espíritu de Dios. 

Luego vino el momento de la separación. Un carro de fuego y caballos de fuego los separaron. 

Elías fue arriba al cielo. ¡Que espectáculo debió ser ese momento glorioso! Los cielos y la tierra deben haber sido alumbrados por el resplandor de los mensajeros celestiales que vinieron a buscar a Elías. 

Dios pone las nubes por sus carros de fuego. . . Hace a los vientos sus ministros” Salm104:3, 4. 

Finalmente los mensajeros de fuego y su pasajero desaparecieron de la vista y Eliseo quedo solo. Cuando cruzo devuelta el Jordán, los hijos de los profetas lo vieron y dijeron: “El Espíritu de Elías reposo sobre Eliseo” (vers. 15). 

La experiencia de Elías es una promesa para la humanidad, para ti y para mi. Para nosotros. Si andamos como hijos de Dios, dejando las cosa del mundo, como moda, telenovelas,y revistas malas que no son actas para los hijos de Dios. 

Los hijos de Dios debemos hablar acerca de su venida, y de los planes de Dios para el hombre, participando en toda obra de Dios, y no volver la espalda al sendero que Dios te a trazado. Entonces tendremos el Espíritu de Elías, sera que entonces tus amigos, y familia verán en ti el espíritu de Dios. 

Cuando los Elías y los Eliseos de hoy hayan terminado con las obras de Dios verán los cielos iluminados con el fuego divino, mientras Cristo y sus ángeles vengan a juntar a los redimidos. 

Vistamonos el manto del PROFETA que prometió volver para que podamos viajar en el carro de fuego hacia la Canaán Celestial.

Maranata

Luis José de Madariaga.

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