viernes, 30 de mayo de 2014

YO, YO,YO,Y YO.

Hijo de hombre, di al principe de Tiro; Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un Dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tu hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios. (Eze.28:2).

Hace un par de años, un grupo de hombres de ciencia verificó cuidadosamente la cantidad de veces que los enfermos mentales usan expresiones como yo, mí, etc.  Los resultados comprobaron que en sus conversaciones una de cada doce palabras tenía relación con ellos mismos.

Luego analizaron las conversaciones de personas normales, y se descubrió que sólo una de cada 36 palabras se refería a ellas mismas.  Los enfermos mentales hablaron de ellos mismos tres veces más que las personas normales.  ¿No querrá decir esto que muchos enfermos mentales están en esa condición como resultado directo de la inseguridad que les produce el exceso de amor propio y egoísmo?

Es muy importante comprender que para poner en marcha su plan de rebelión, Satanás había ocultado o pervertido los antecedentes históricos relativos a su propia existencia. Esta profecía no se refiere a la ciudad de Tiro, como algunos la entiende.  Ya que el verdadero rey de Tiro es Satanás.  ¡Imagínate al ángel rebelde sosteniendo que era Dios, y que tenía derecho a sentarse en el trono de Dios! ¡Qué blasfemia!

Si hubiera reconocido que Dios lo había creado, indudablemente habría malogrado  su plan antes de poder ponerlo en práctica.  Temerariamente lanzó entonces su proclama: "Yo soy Dios".  El  Espíritu Santo fue quien planifico y unificó las Escrituras.  Fue el Espíritu quien se aseguró que se diera suficiente información acerca de todos los asuntos esenciales, incluso la historia de Satanás.  Además, fue el Espíritu quien determinó cuándo, cómo, y por medio de quién se habría de dar la revelación.

En Ezequiel 28:13: se describe la hermosa vestidura de Lucifer, pero debemos de fijarnos en la última  frase del versículo: "En el día de tu creación". Estas seis palabras del Todopoderoso son la suprema evidencia de que el Señor, y no Satanás, es el creador.

La gran envidia que tiene Satanás es: El no tendrá el vestido blanco inmaculado del carácter de Jesús.  Su pueblo debe estar preparados para encontrarnos con esos queridos amigos cuando emerjan en la mañana de la resurrección.  
Maranata
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la Biblia a través del tiempo.

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