LA IGLESIA VIVA.

Porque deseo veros, para impartiros algún don espiritual, para que seáis afirmados, esto es, para que sea yo confortado justamente con vosotros por la fe mutua, mía y vuestra. Rom. 1:11-12.

A pesar de la oposición, veinte años después de la crucifixión de Cristo había una iglesia viva ferviente en Roma. 

Este don espiritual que Pablo quería compartir personalmente con los creyentes de Roma era la bendición del fervor y el crecimiento en la fe cristiana. 

¿Podríamos decir esto hoy día? Por eso Pablo había deseado viajar a Roma, pero ciertas circunstancia se lo habían impedido. Pablo quería y deseaba fortalecer a la iglesia. 

Pablo era un instrumento de Dios en ese tiempo, al igual que Usted y yo, somos en este tiempo, mediante el cual podemos fortalecer a otros creyente espiritualmente y fisicamente. 

Pablo quería comunicarles los dones espirituales para confirmarlos, y confortarlos para las pro simas pruebas que iban a venir sobre los creyentes. 

Aumentar su fe que le era común en tiempos de pruebas. 

No sabemos que es lo que Dios tiene preparado para cada creyente que guarda los mandamientos de Dios. 

Lo que si sabemos, es que tenemos que ser fieles como nuestros hermanos de Roma.

El experimentado apóstol se une con los creyentes de Roma como quien tiene tanta necesidad de ser reanimado por la fe de ellos como ellos por la de él. Hoy estamos en una situación peligros por causa del COVI-19. 

En España hay un millón de afectados, los muertos no lo dicen. En Roma cada día cientos de cristianos era llevados al coliseo, y su sangre clama hoy, no solo de ellos, sino de cientos de cristianos que han muerto por su fidelidad a Cristo. 

Pablo trata de decirnos: Que la perfección cristiana no se encontrará apartándose o aislándose de los demás. Se desarrolla cuando la fe es reanimada y estimulada por la de los que participan de la misma fe. 

“Yo” me pregunto: ¿No debería la experiencia de compartir la fe ser algo mutuo? 

¿Debería la iglesia esperar únicamente que sus pastores edifique su fe, o bien todos -miembros y pastores por igual--- deberían animarse unos a otros? 

Creo con sinceridad que cada hijo de Dios ha tenido alguna experiencia que nos torna particularmente eficaces para ayudar y beneficiar a otras personas que a la sazón puede estar pasando por una experiencia similar a la nuestra.

Cuánto de nosotros estamos perplejos, digo, por lo general de lo que vemos a nuestro alrededor y vemos a alguien que no esta lejos de nosotros, y que esta dispuesto a ayudarnos. Muchos cristianos y no cristianos, necesitan nuestra ayuda. Pablo ayudo a los Romanos y hoy nos es ejemplo.

MARANATA.

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