Saulo de Tarso se convirtió, en Damasco estaba bajo la jurisdicción de Vitelio, entonces gobernador romano de Siria. Cuando Tiberio murió en el año 37 d.C. Vitelio fue a Roma, y Aretas IV, rey de los nabateos, dominó Damasco y la gobernó mediante un representante suyo.
Tal era la situación cuando escapo Saulo de esa ciudad. Este Saulo que es tan bien Pablo (Hech. 13:9), y desde este momento se lo conocería como Pablo.
Es por eso que Pablo se identifica como apóstol de Jesucristo apartado para el evangelio. Tan bien se le conoce como el apóstol de los saludos. Pablo fue “siervo” o “esclavo” termino que emplea para expresar su relación con Cristo.
¡Ojala! Todos los hijos de Dios fuésemos como Pablo. Su entrega era un amor de servicio. La idea de pertenecer a un amo y servirle como esclavos.
Pablo reconocía que los cristianos pertenece o pertenecemos, a Cristo por qué fuimos comprados con la sangre de Cristo.
Tenemos que reconocer que fuimos comprados por un precio muy grande.
Debemos de reconocer todo cristiano la necesidad de una entrega completa a Aquel que es nuestro amor.
Todos los hijos de Dios somos “enviados en una misión especial”.
Todos hemos sido instruidos mucho o poco, depende de su capacidad, para ser instrumentos por el Dios viviente (. Luc 6:13).
Dios nos ha separado del mundo (Lev. 20:26), y esto es para la separación final de los justos y los impíos (Mat. 13:49; 25:32).
“Porque testigo nos es Dios, a quien servimos en espíritu por medio del evangelio de su Hijo”. Si el evangelio es el que presenta las buenas nuevas, ¿porque no lo hacemos?
El mundo estas caótico,y nosotros en nuestro sillones sentados. Si Pablo cumple su misión, ¿porque no lo hacemos nosotros también?
Por qué todos estamos dormidos en nuestro “sofá” Mochos cristianos profesos rehúsan la idea de cualquier clase de dominio o autoridad. Ni Dios, ni la Biblia, ni Cristo hablan para ellos en forma terminante.
Cierto es que el mundo necesita con urgencia a hombres y mujeres que estén dispuestos a ser siervos de Cristo, que deseen relegar sus propios intereses y planes a un segundo plano a fin de dar la primera importancia a los de Jesucristo.
Creo con sinceridad que debe haber una renovación en nuestro corazón. Hace tiempo que Cristo hubiese venido, pero nuestra incapacidad y nuestro interés, han retrasado su venida.
El reino de los cielos son para los valientes, pues de tales es el reino de los cielos.
MARANATA.
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