Los hogares que no están fundados en Cristo y en las riquezas de su gracia, están desprovisto de la verdades eternas.
La sociedad se compone de familias, y será lo que hagan las cabezas de familia. Del corazón “mana la vida;” y el hogar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación.
La elevación o la decadencia futura de la sociedad será determinada por los modales y la moralidad de la juventud que se van criando en rededor nuestro.
Según se haya educado los jóvenes y en la medida en que su carácter fué amoldado en la infancia por hábitos, virtuosos, de dominio propio y temperancia, será su influencia sobre la sociedad (H.A. p.11).
El hogar debe de ser hecho todo lo que la palabra implica. Debe ser un pequeño cielo en la tierra, un lugar donde los afectos son cultivados en vez de ser estudiosamente reprimidos.
Nuestra felicidad depende de que se cultive así el amor, la simpatía y la verdadera cortesía mutua. (T.H t. 3. p269).
Pero la teoría según la cual nada importa lo que el hombre haga oh crea, es uno de los engaños que más éxito da a Satanás.
Bien sabe él que la verdad recibida con amor santifica el alma del que la recibe; de aquí que trate siempre de substituirla con falsas teorías, con fábulas y con otras ideas sobre la mente de los niños y jóvenes.
Los rasgos de carácter que se cultive en la vida del niño y joven no será cambiados por la muerte ni en la resurrección. Moisés cómo conocía el verdadero sentido del hogar cristiano, en su niñez su madre le enseñaba la palabras de Dios viviente.
La atmósfera que rodea las almas de padres y madres deben de llenar toda las habitaciones de la casa con el dulce amor de Dios.
Un hogar con Dios consiste en tantas cosas deseable: es anhelar un vinculo común entre toda la familia y entre todo ser humano; es amar a los que están cerca y a los que están lejos; y es un puerto de seguridad donde abunda el sol de la justicia.
En muchas familias hace mucha falta que se exprese el afecto de sus miembros, y hacia los demás.
Jocabed la madre de Moisés educo a su hijo en el temor de Dios, dandole una educación cristiana.
San Agustin dijo: dejadme un niño hasta los siete años y después hace del el lo que bien os pareciere.
La educación de un niño en la familia es hasta los siete años.
Después nadie podrá apartarle de su personalidad, adquirida, esta quedara grabada en su mente.
MARANATA.
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