Dios repudia el pecado en todas sus formas, pero su amor por los pecadores, es más profundo.
No escatimó nada por costoso que fuera, para que se efectuara la reconciliación del hombre con Dios (DTG. 39).
Dios fue “muchos” Esta frase se repite cinco veces en Romanos. Por mucho que la ley acuse al hombre, la gracia sobre abundo y sabe perdonar.
El verso 9, confirma nuevamente la idea de que la justificación no es sólo perdón sino también la renovación de una redención de una relación de amor (cap. 3:20,28; 4:25; 5:1).
La reconciliación significa “intercambiar” y se refiere a un cambio en la vida del hombre y de mujeres, ya que hay dos partes en conflicto y que concierta un arreglo pacifico.
Podría indicar tanto el fin de un conflicto que dura mucho tiempo y se necesita llegar a un acuerdo entre ambas partes.
El pecado a separado al hombre de Dios , y el corazón humano está en guerra con la ley de Dios.
Es Dios que en todo momento toma la iniciativa para reconciliar al mundo consigo (2º Cor. 5:18-19).
La muerte de Cristi hizo posible que Dios hiciera por el hombre lo que no podría haber hecho de otra manera (Roma 3:25-26).
Al llevar el castigo de las transgresiones, Cristo abrió un camino por el cuales hombre pudiera ser restaurado al favor de Dios y volver a su hogar edénico (PP-55).
Cristo esta intercediendo constantemente por nosotros, y tenemos una relación personal con el Salvador viviente.
Luego por mucho que la ley nos acuse, la gracia siempre es capaz de perdonar; por muy depravado qua haya sido nuestro pasado o nuestro futuro.
Pablo menciona otro de los resultados de la justificación por la fe. Ahora nos añade que “también nos gloriamos en Dios”.
No hay nada en el hombre de que se pueda gloriar, pero si una gran razón para que nos gloriemos en Dios, especialmente en vista de su amor salvador (Jer.9:23-24; Rom. 5:5-10; 1º Cor.1:31; 2º Cor. 10:17).La resurrección y la ascensión, el ministerio celestial y la segunda venida revelan la comunión de aquellos de lo cual la cruz fue una introducción necesaria para salvar al hombre.
No debemos olvidar el pasado, hay que recordar la dirección del espíritu en el presente y la esperanza en el futuro.
La vida cristiana es una constante ascensión hacia la eternidad. La experiencia cristiana no pierde su significado con el transcurso de los años, sino que se torna “mucho más” significativa a medida que llegamos a comprender el valor de la muerte de nuestro Salvador.
MARANATA.
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