No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es Jehová, y a Él toca el pesar las naciones. 1º Samuel. 2:3.
El Señor es un Dios de saber. En su Palabra está representado como pesando a los hombres, el desarrollo de su carácter y todos los motivos, ya sean buenos o malos.
Tenemos muchos ejemplos en la Palabra de Dios. Ana y Penina un caso sencillo y con gran dedicación. Si Cristo tuvo lágrimas en la voz mientras pronunciaba sus ayes sobre los fariseos ( (CC 12; DTG. 571,572),
el espíritu de abnegación de Ana al entregar a Samuel al Señor, ¿no habrá tocado el corazón de Penina de tal manera que pudiese comprender de una forma nueva el modo en que Dios justiprecia las acciones? El permite que los que -como Penina -se siente autosuficientes cosechen el fruto de su propio egoísmo, que es muerte espiritual.
Pero puede dar vida aun a los que están espiritualmente muertos. Tenemos el caso de Pedro y Judas.
Está en el interés eterno de cada uno investigar su propio corazón y aumentar toda facultad dada por Dios. Debemos de recordar que Dios lee los sentimientos del corazón y que él no puede ser engañado.
Lee las intenciones secretas de cada corazón. Los hombres pueden planear acciones torcidas para el futuro, pensando que Dios no comprende; pero en ese gran día cuando se abra los libros y cada hombre sea juzgado según las cosas escritas en ellos, esas acciones aparecerán tales como son. . .
Hay muchos que no tienen en cuenta las palabras de “Takel; Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto” (Dan. 5:27). La santa, eterna e inmutable ley de Dios es la norma por la cual será probado el hombre. Esta ley define lo que debemos y lo que no debemos hacer. . . Esta ley está resumida en dos grandes principios:
1º/ “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tus fuerzas, y con toda tu mente; 2º / y a tu prójimo como a ti mismo” (Luc. 10:27). ¡Oh cuán pocos estarán preparados para enfrentar la ley de Dios en el gran día del juicio. . .
El hombre pesado en la santa ley de Dios, es hallado falto. . . ¿Que pasará con aquellos que no aceptan a Cristo como el Mesías prometido? Serán juzgados por la ley de la libertad, es decir: por sus actos contra los decretos de Dios.
Pero Cristo es nuestro Mediador, y aceptándolo como nuestro Salvador podemos reclamar la promesa: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Rom. 5:1) RH, 8-3-1906).
Maranata
Luis
José de Madariaga.
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ttp://
segunda venida apocalíptica.
La
Biblia a través del tiempo.
Ver
La película del Deseado de
Todas las Gente. En
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Ruego a los
internautas cristianos que oren por mi amada esposa, esta enferma.
Gracias a todos.
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