EN COMUNICACIÓN CON EL INFINITO.

Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en su riquezas. 

Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. Jer. 9:23,24.

Hay una educación que es esencialmente mundana. Su fin es dar éxito en el mundo, satisfacer la ambición egoísta. Para conseguir esta educación muchos estudiantes dedican tiempo y dinero y llenan su mente de conocimiento innecesarios. (El hombre que niega a Dios en el Universo)

El mundo los tiene por sabios; pero no tienen a Dios en sus pensamientos. Dios no va en contra de los estudios que pueda hacer un hombre o mujer, sino en las teorías y fundamentos de los hombres.

Hay otra clase de educación que es muy diferente. Su principio fundamental, según lo declaro el Mayor maestro que el mundo haya conocido, es: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mat. 6:33). 

Su fin no es egoísta; su propósito es honrar a Dios, y servirle en el mundo. (Dr, Micho Kaku, afirma que hay pruebas de Dios en el Universo)

Dios es la fuente de toda sabiduría. Eles infinitamente sabio, justo y bueno. Aparte de Cristo, los hombres más sabios que jamás haya vivido no pueden comprenderlo. 

Pueden profesar ser sabios; pueden gloriarse de sus adquisiciones; pero el simple conocimiento intelectual, aparte de las grandes verdades que se concentran en Cristo, todas las demás, es como nada es como una e quimera. 

Si los hombre pudiesen ver por un momento mas allá del alcance de la visión infinita, si pudiesen discernir una vislumbre de lo eterno, toda boca dejaría de jactarse. 

Los hombre que viven en este mundo que es un pequeño átomo son finitos; Dios tiene mundos innumerables que obedecen a sus leyes, y son conducidos para gloria suya. 

Cuando en sus investigaciones científicas los hombres han ido hasta donde se lo permite sus facultades, queda todavía más allá un infinito que no pueden comprender. 
Antes que los hombres puedan ser verdaderamente sabios, deben comprender que depende de Dios, y deben estrar henchido de su sabiduría (C.M. p.53-55).

Maranata

Luis José de Madariaga.

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