Este vino a Jesús
de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como
maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no
está Dios con él. Jn. 3:2.
Esta visita se
realizó en el monte de los Olivos. (DTG.140 cf. pp.636´637).
Nicodemo había presenciado muchos de los milagros de Jesús.
Compartía con otros judíos la esperanza de un Mesías político que
libertara a la nación.
Era uno de los
dirigentes con más prestigio en el Sanedrín, y estaba atento de lo
que ocurría en Jerusalén. Pero ignoraba los requerimientos de la
salvación, que Jesús estaba predicando.
Nicodemo era
cauteloso por naturaleza, lección que muchos deberíamos de
aprender. Por eso acudió a Jesús por la noche, quería tener una
clase nocturna, y lo llamó “Rabí” es decir maestro.
Nicodemo estaba
impresionado con los milagros que había visto y deseaba saber más.
Buscaba ansiosamente instrucción, pero lo que más anhelaba era la
salvación. “La frase que as venido de Dios”.
Esta palabra está
en una posición enfática en griego. Con ella Nicodemo reconoció
que los milagros de Jesús constituían la prueba de una autoridad
más que humana. Nicodemo no necesitaba una información sino una
regeneración.
Por supuesto Jesús
enseñaba. Pero no solo era maestro: Era él Salvador. Lo que ofrecía
fundamentalmente no era una nueva enseñanza, sino una vida nueva.
Por eso “Os es necesario nacer otra vez”.
La pregunta se tiene
que plantear en el pueblo de Dios: ¿Cuantos necesitan tener una vida
nueva? Por qué la mundanalidad a entrado en la iglesia, se han
bajado las normas.
A diferencia del
antiguo Israel, los dirigentes pusieron normas pesadas que eran
difíciles de llevar. Y esto Nicodemo lo sabía, la pregunta es
retorica, su pueblo lo sabía, pero no hicieron nada al respecto.
¿Te imaginas lo que
hubiera ocurrido si Pablo hubiera estado con Jesús esa noche? Con
cuanto orgullo habría resplandecido sus ojos al escuchar los elogios
que ese dirigente hacía de su Maestro.
“Sabemos que has
venido de Dios como Maestro; porque nadie puede hacer estas señales
que tú haces, si no está Dios con él” (vers. 2). Probablemente
sus pensamientos habría sido más o menos así: ¡Qué hermosas
palabras! Y qué diferente de los criticones que nos molestan todos
los días.
Pero Jesús paso por
alto esas palabras. Bondadosa pero definitivamente afirmó que su
visitante estaba perdido y necesitaba nacer de nuevo. ¿Cuantos
necesitamos nacer de nuevo? “Os es necesario nacer de nuevo”. La
frase “necesario” significa inevitable, ineludible. Cuando algo
es necesario hacerlo no se puede dejar de lado.
La transigencia en
este caso sería tan insensata como la actitud de aquel paciente que
quería que le extirparan el corazón pero que al mismo tiempo lo
dejaran con vida. Lo mismo ocurre con la vida cristiana: No existe
si no hay nuevo nacimiento. Acerquémonos hoy a Jesús, como Maestro
y Salvador. Su don es para nosotros hoy en nuestra nueva vida. (El pastor Pedro Torres bautizando a su hija).
Promesa.
“Cuando el
Espíritu de Dios se posesiona del corazón, transforma la vida. Los
pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones
son abandonadas; el amor, la humildad y la paz, reemplaza a la ira,
la envidia y las contenciones. La alegría remplaza a la tristeza, y
el rostro refleja la luz del cielo. (P.P.D. p.36)
Maranata
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