Justificado, pues,
por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo. Rom. 5:1.
Cuando la fuerza
armada (US. Navy) de los Estados Unidos conquistaron la pequeña isla
de Guam, en la segunda guerra mundial, cientos de soldados japoneses
se negaron a rendirse y se ocultaron en la cavernas y en los bosques.
En los meses
siguientes poco a poco los fueron encontrando y finalmente recobraron
su libertad al término de la guerra.
Hace algunos años,
los habitantes de la isla encontraron en medio de la selva a un
japones cubierto de andrajos, su uniforme estaba tan deteriorado que
no se distinguía.
Debajo de los
harapos, los largos cabellos y la cara curtida por el sol, había un
soldado japones. La sola idea de que un hombre hubiera estado oculto
durante 25 años conmovió toda la isla.
Fue muy difícil
convencerlo de que la guerra había terminado.
La razón era que
este hombre, y otros que como él fueron apareciendo con el correr
del tiempo, no sabía que la guerra había terminado. Me pregunto,
¿qué habrá sentido al volver a maravilloso país? ¿No cree usted
que pudo llegar a enfermase a pensar en los años vividos bajo
condiciones inhumanas y cercanas a la muerte, pudiendo haber estado
seguro y cómodo en su casa? ¿No crees que pudo haber enloquecido al
saber que hacia 25 años que se había concertado la paz entre Japón
y los Estados Unidos? La lealtad a una nación y su fe religiosa,
hicieron que este hombre viviese para disfrutar de la libertad.
¿No ésta bien que
la historia del hombre contemporáneo ignore el plan de Dios para
este mundo? Pensemos en las multitudes que andan extraviadas en la
selva de idolatría del pecado, que viven en terribles condiciones
sin saber que la paz ha sido establecida entre Dios y el hombre
mediante nuestro Señor Jesucristo. No saben que pueden ser
vencedores gracias a Cristo.
No conocen el
mensaje de la salvación por la fe, no por las obras. Ignoran que
Jesús va a venir muy pronto, ya que las profecías de Daniel ya casi
esta cumplidas. No han oído ni comprendido las verdades especiales
para estos últimos días.
La incredulidad
reina en el corazón del muchos, mientras la ignorancia mantiene a
otros alejados del conocimiento del Salvador.
¡Que hermoso mensaje
para dar al mundo! Lo conocemos como el mensaje de los tres ángeles.
Dios lo destinó para estos últimos tiempos. Os animo a que por la
gracia de Dios deis la nuevas de salvación en vuestro contorno.
Gracias, Señor, por
conocerte, y por poder compartir en toda oportunidad estos blogs.
Maranata
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La
Biblia a través del tiempo
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venida apocalípta
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