También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo. 1º Timoteo 3:7
¿Cual es tu testimonio? Seas pastor o un simple laico. La iglesia
está sumida en un problema que está apunto de resolverse. La iglesia es tibia, y esto es un hecho real, no hay dudas al respecto.
Muchos han tenido gran luz y muchas oportunidades, y sin embargo no las han apreciado. Su testimonio deja mucho que desear.
La reputación de los ancianos, y pastores deben de ser óptimas, de tal modo que merezca el pleno respeto y confianza de los que no pertenecen a la iglesia (2 de Corintios 6:3).
Pero al igual que la parábola de la higuera, no llevan frutos. Para muchos con la fe débil, son piedras de tropiezo, y su testimonio deja mucho que desear.
Para mucho personas el cristianismo es poco atractivo. Sólo hay que ver cuando un cristiano es criticado por cometer un error.
A lo largo de mi vida como cristiano, e visto a hombres muy consagrados y fieles a sus principios religiosos, pero también es cierto que e visto todo lo contrario.
Pero “creo yo” que lo más importante es mi testimonio ante la iglesia y la sociedad en que vivo. Ya que depende el testimonio que de, así será la respuesta del que la recibe.
Recuerdo que en el lugar de mi trabajo el jefe del departamento de Ingeniería, me comunico, que me habían elegido como encargado de seguridad de todas las modificaciones de la Base militar de USA. Durante 15 años me habían seguido y estudiado mi comportamiento, mis palabras, y mis actos.
Sabía más de mi, que yo mismo de mi. Sabían de que religión era. Me probaron muchas veces, yo sin saberlo. Cierto es: Que tenia ha ceso donde nadie podía entrar.
Hoy doy gracias a mi Dios, porque mi testimonio como cristiano ha dejado en buen lugar a mi Dios. Hay muchos hijos de Dios, que den un buen testimonio para gloria de Dios.
¡Hay! De los que dan mal testimonio de la verdad en sus vidas.
Tanto el ministro como los miembros de la iglesia, han caído por lo menos en un “lazo del diablo”, y caerá en otros, a menos que no haya un cambio en su vida.Se necesitan hombres y mujeres que sean leales a Dios y a sus principios. Que no digan a una persona una cosa y lo contrario a otra.
Nuestra religión es juzgada por la forma como hacemos nuestro trabajo y como actuamos.
Creo con sinceridad, que una iglesia es juzgada, no tanto por el edificio, sino por la eficacia de sus miembros, y su lealtad a Dios y a la comunidad. Que Dios nos de sabiduría para hacer lo que es correcto ante Dios.
MARANATA.
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