sábado, 10 de julio de 2021

LA PIEDAD.

E indiscutible, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria. 1 Timoteo 3:16.

Este es uno de los grandes misterio más hermosos de la Biblia, Sirvió como himno (canto) en tiempo de los primeros cristianos. 

“El misterio de la piedad “ es la base de toda esperanza y origen de todo consuelo (CBA. p. 310). Comprender este tema, debería ser el estudio de nuestra vida. 

Y aun así nunca llegaríamos a comprometerse enteramente. Será un estudio que durará por la eternidad. Es el triunfo de la gracia de Dios sobre Satanás y su rebelión.

Todos los cristianos deberíamos estudiarlo desde ahora, para tener una nueva compresión del amor de Dios. Si tuviésemos una máquina del tiempo, podríamos ver como en el culto de la iglesia primitiva se escuchaba este verso como un himno de alabanza. 

Este verso hace mención “Aquel” “el cual” fue revelado en Jesucristo, ya que a través de él fue revelado este misterio de la piedad. 

Los hijos de Dios, tendrán un tema inagotable de estudio. Y aun así. No se cansaran en estudiarlo. 

No sólo estudiaremos este campo inagotable de conocer la redención  del  hombre y su salvación, sino que también oiremos y investigaremos como se formo el universo.

Aunque Jesucristo en carne, poseía “corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Col. 2:9), se despojó de su prerrogativa celestial. 

Y se hizo siervo para vivir con los hombres. (1 Tim. 2:5). El mundo de entonces vio la gloria de Dios, pero el hombre no la reconoció y su pueblo tampoco la reconoció.

Hoy nos es revelada a través de su palabra. Cuando leemos el CS, vemos como hombres de todas capas sociales, vieron a través de su palabra la gloria de Cristo, y su fe humilde reflejaron el amor del Padre y de Cristo. 

Cristo fue declarado justo porque era intachable. (Juan 8:46). Los hombre son declarados justos cuando aceptan la justicia imputada de Cristo. (Rom. 4:25). 

Cristo hizo frente a la vida y a las dificultades con el Espíritu Santo. 

Dios ha dado el mismo poder a los hombres, ya que estos pueden vencer como él venció. 

El Espíritu Santo nos da el poder que el hombre necesita. Cristo venció en el desierto, porque había una relación estrecha con el Padre, y venció por esa dedicación a la voluntad de Dios. 

Al hombre se le ha otorgado lo mismo, por el Espíritu Santo tenemos poder para vencer y ser vencedores por Cristo. 

Si sus seguidores difundieron su mensaje al mundo y miles aceptaron, hoy nos toca a nosotros difundir el evangelio para testimonio de Jesucristo. 

Cristo fue recibido en los cielos por su Padre y todos los ángeles de gloria. Su pueblo también será recibido por Cristo y sus ángeles.

MARANATA.

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NOTIFICACIÓN A LOS LECTORES.

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