jueves, 3 de diciembre de 2020

SOMO VENCEDORES POR CRISTO.

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesus Señor nuestro. Roma. 8:37-39.

Todos sabemos que la vida de Pablo fue transformada por “el amor de Dios, que es en Cristo Señor nuestro. El cristiano tiene el arma más poderosa del mundo, y aveces no la sabemos usar debidamente. 

Pablo vio la transformación de ciento de personas. Y fueron más que vencedores. Los cristianos del primer siglo “vencieron gloriosamente” 

El apóstol Pablo emplea una palabra que describe cómo superarlas bendiciones de Dios a las necesidades del hombre. 

La gracia es el antídoto para el cristiano, pues la gracia sobre abundo, para que los beneficie de la redención superara infinitamente a los males de la rebelión. 

El amor divino lo que daba significado a la vida y le proporcionaba esperanza en la eternidad. 

¿Es extraño entonces que Pablo haya escrito con tanto entusiasmo acerca de algo que significa tanto para él? 

Entonces la gracia es personificada como ya lo fue el pecado y la muerte. 

Es decir, la justicia de Cristo que se imputa o atribuye en la justificación y se imparte en la santificación. 

Es por eso que Pablo hace referencia a Cristo, por medio de cuyo incomparable amor llegamos a ser vencedores.  

Por el amor de Cristo y su sacrificio nos es revelado la gran misericordia del amor del Padre a sus hijos. Y nosotros frente al amor de Dios, difícilmente sentimos mucho entusiasmos. 

Hemos oído de él durante tanto tiempo que ya lo damos por sentado. ¿Cómo sería nuestra vida si soltáramos la gracia de Cristo? 

Las dificultades de nuestra vida irían en aumento y nos separarían del amor de Cristo, por el contrario, podemos salir victoriosos si nos aferramos a Cristo. 

No hay ninguna a aflicción por terrible que sea, ni ninguna tentación por grande que sea, que no pueda ser vencida mediante Cristo, pues Aquel que nos amó tanto y que se entregó por nosotros, aún vive en nosotros para continuar la obra de nuestra salvación (Gal. 2:20).  

Por lo tanto, podemos realizar todas las cosas mediante Aquel que nos fortalece (Fil. 4:13). Pablo escribió este pasaje de hoy, pensaba en las grandes bendiciones que había recibido de Dios. 

Pablo experimentó y reconoció ese poder salvador, y eso lo indujo a exclamar “Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1º Cor.15:57).

MARANATA.

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