martes, 29 de diciembre de 2020

PABLO EL EVANGELISTA.

Y de esta manera me esforzaré a predicar el Evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno. Romanos 15:20.

Durante su estancia en Damasco y ser enseñado por el Espíritu del Señor, le había sido encomendado una misión muy dicil: La predicación del Evangelio al mundo conocido. 

Este evangelio abarcaba desde Oriente hasta Asia y la India, y desde Roma hasta Hispania, ese era el mundo conocido.

La península Ibérica “ha sido siempre una intersección, un cruce de caminos para distintos pueblos, Pablo tenía presente venir a Hispania. 

Pablo evitaba predicar en lugares donde ya se había enseñado a la gente las enseñanzas de Cristo y a invocar su nombre en confesión y adoración en publico. 

Esto es un mensaje para el pueblo de Dios, donde deberíamos buscar lugares donde no se ha predicado el evangelio. Cierto es que Pablo no había fundado la iglesia de Roma, pero sentía una gran admiración por ella. 


Pablo en la carta a los Romanos anuncia que visitara a la iglesia y que desde Roma pasaría a Hispania. 

Desde que Pablo salió de Damasco su prioridad era establecer iglesia en Asia para llevar el evangelio a los gentiles. 

El hombre “propone y es Dios que dispone”. Pablo fue pionero por naturaleza. Tenía las ideas muy claras, el quería ir a lugares donde no había iglesias, y poner un nuevo fundamento. 

El ejemplo de Pablo, puede servirnos a nosotros. Hoy tenemos medios por los cuales podemos llegar a lugares muy remotos de nuestro contorno. Pablo se puso en las manos de Cristo, y siempre fue dirigido por el Espíritu Santo. 

Pablo era sembrador, y no cosechaba dónde otros habían sembrado. Esto me recuerda a los misioneros que fueron a Africa, España, al Oriente y al pacifico sur, sin contar con medios económicos. 

Hay lugares donde no han llegado la verdad presente, donde la ley de Dios no es conocida y guardada y donde la gente se muere espiritualmente. 

Dios nos ha dado dones para compartirlos con los demás, y algún día nos lo demandara. 

Pablo sabía que sus días acabarían en Roma, pero nos dejo una tarea que cada cristiano deberíamos de llevar acabo antes de la segunda venida de Cristo. 

Creo que los días de los pioneros no han pasado. 

Creo que actualmente hay muchos países y vastos sectores de la población que nunca han oido de la segunda venida de Cristo. 

Nunca oran ni leen la Biblia y sus hijos no reciben una educación cristiana.

¿Dónde están esos pioneros dispuestos a ir a esos lugares dentro de nuestra sociedad? La decisión es sólo tuya, pero debemos de saber que Dios nos la demandara.

MARANATA.

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