Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijos de Harán, hijo de su hijo, y Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán y se quedaron allí. Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Tare en Harán. Gén 11:31-32.
Tanto la historia antigua de Mesopotamia, cómo las Sagradas Escrituras; declaran las emigraciones que existían en el Medio Oriente. Dios se le revelo a Abram, para que saliese de Ur de los caldeos, y no a Taré como algunos sostiene.
Dios le recuerda a Abram de dónde había salido de la “Mesopotamia , antes que morarse en Harán” (Hech. 7:2, 3). Posterior mente Dios le recordó a Abram que él lo había sacado de Ur de los caldeos (Gén 15:7), y no Harán (Neh. 9:7).
Abram fue llamado dos veces, los llamo de Ur de los caldeos, 2º y la segunda de Harán, está fue para abandonar a sus parientes, y la casa de su padre.
Dios tiene muchas formas de llamar a aquellos que quieren ser salvos y no contaminarse con el mundo. Es una lección que debemos aprender en esta vida.
Muchos son llamados desde una cárcel, otros son llamados de puestos elevados, y a otros más humildes son llamados desde su arado.
La cuestión es cómo contesta uno a Dios. No todos están dispuesto a dejar las comodidades de este mundo.
Esta experiencia ilustra lo que a menudo nos sucede a los cristianos: comenzamos bien el camino y lo dejamos en mitad del camino.
Las pruebas, las enfermedades, la economía que cada vez es menor, y la falta de trabajo, son elementos en que los cristianos abandonamos a Dios. El problema es la “falta de fe”.
El “primer amor” se convierte en un cristianismo rutinario. Somos Nómadas del desierto en busca de una gran ciudad para descansar.
Cuando la encontramos, no queremos marcharnos. El “primer amor” desaparece, y reina el orgullo y la vanagloria. Plantamos nuestra tienda (Jaima) y nos olvidamos del llamado de Dios.
Somos exploradores del desierto, llegamos a Petra, muros altos y hermosos edificios, donde hay tranquilidad y frescura en las noche, ahí esperamos a ser llamados por Dios.
Pero en la noche lóbrega dejamos de vivir. ¿Cuántos, como Tare hemos partido hacía Canaán y nos hemos detenido en Harán? Muchos piensa que la empresa cuesta demasiado, y lo dejamos atrás.
¿No es el tiempo de abandonar nuestro confort mundanal? Así como la familia de Abram fue influido por el culto falso, así los hijos de Dios son influidos por las modas del mundo etc.
La orden de Dios es: ¿Levanta tu tienda, y dirígete a la tierra que fluye leche y miel, a la Canaán celestial.
No te detengas o casa de Israel. La respuesta esta en tus manos, no te detengas sigue adelante, pues Dios te lleva esculpidas en sus manos.
Dios le recuerda a Abram de dónde había salido de la “Mesopotamia , antes que morarse en Harán” (Hech. 7:2, 3). Posterior mente Dios le recordó a Abram que él lo había sacado de Ur de los caldeos (Gén 15:7), y no Harán (Neh. 9:7).
Abram fue llamado dos veces, los llamo de Ur de los caldeos, 2º y la segunda de Harán, está fue para abandonar a sus parientes, y la casa de su padre.
Dios tiene muchas formas de llamar a aquellos que quieren ser salvos y no contaminarse con el mundo. Es una lección que debemos aprender en esta vida.
Muchos son llamados desde una cárcel, otros son llamados de puestos elevados, y a otros más humildes son llamados desde su arado.
La cuestión es cómo contesta uno a Dios. No todos están dispuesto a dejar las comodidades de este mundo.
Esta experiencia ilustra lo que a menudo nos sucede a los cristianos: comenzamos bien el camino y lo dejamos en mitad del camino.
Las pruebas, las enfermedades, la economía que cada vez es menor, y la falta de trabajo, son elementos en que los cristianos abandonamos a Dios. El problema es la “falta de fe”.
El “primer amor” se convierte en un cristianismo rutinario. Somos Nómadas del desierto en busca de una gran ciudad para descansar.
Cuando la encontramos, no queremos marcharnos. El “primer amor” desaparece, y reina el orgullo y la vanagloria. Plantamos nuestra tienda (Jaima) y nos olvidamos del llamado de Dios.
Somos exploradores del desierto, llegamos a Petra, muros altos y hermosos edificios, donde hay tranquilidad y frescura en las noche, ahí esperamos a ser llamados por Dios.
Pero en la noche lóbrega dejamos de vivir. ¿Cuántos, como Tare hemos partido hacía Canaán y nos hemos detenido en Harán? Muchos piensa que la empresa cuesta demasiado, y lo dejamos atrás.
¿No es el tiempo de abandonar nuestro confort mundanal? Así como la familia de Abram fue influido por el culto falso, así los hijos de Dios son influidos por las modas del mundo etc.
La orden de Dios es: ¿Levanta tu tienda, y dirígete a la tierra que fluye leche y miel, a la Canaán celestial.
No te detengas o casa de Israel. La respuesta esta en tus manos, no te detengas sigue adelante, pues Dios te lleva esculpidas en sus manos.
MARANATA.
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