CON HUMILDAD Y MANSEDUMBRE.

Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia soportándoos los unos a los otros en amor. Efe. 4:2

El que estudia la historia y sus consecuencia tendrá una visión más clara de las cosas que Dios dice a través de la Biblia. 

La idea de la “humildad” no era tenida en cuenta o en gran estima entre los pueblos no cristianos, y si me apuran mucho, diré que ni aun en los pueblos cristianos. 

Como ya sabéis, soy un fan de la Historia Antigua y Media. Ella me ha confirmado todo lo que Dios dice a través de su palabra. La historia y la Biblia no se puede separar. 

En la Edad Media, no había mucha humildad, los vagabundos y los más pobres de la sociedad, mendigaban un pedazo de pan, y muchos morían de hambre. 

Hay un hecho histórico que en los escritos seculares de la Iglesia, la frase: tapeinofrosúnê y toda palabra relacionada con ella significa degradación o envilecimiento del espíritu. 

Pero la iglesia dominante en Europa y las Américas, engrandeció o ensalzo este término haciéndolo significar humildad abnegadas. 

La humildad sabemos que tienen varias acepciones como: virtud que consiste en el conocimientos de las propias limitaciones y 
debilidades, también el hombre conoce la bajeza de su nacimiento, y de la baja clase o origen pobre a la que pertenece. 

La humildad nace de un corazón manso y humilde. El que es humilde acepta las dificultades de la vida con resignación cristiana y una esperanza. Sabe que este mundo es efímero, y que la venida del Señor esta más cerca de lo que esperan algunos. 

En la Edad Media, se veían gente muy humilde, de todas clases sociales. Cierto es, que Cristo manifestó en toda su vida aquí en la tierra la verdadera humildad. 

Fue ejemplo para muchos hombres humildes en vienes de esta tierra. Otros que se creían muy humildes, demostraban su orgullo y pompa, porque tenían bienes y donaban a la iglesia tierras y bienes. Ante la sociedad eran bien vistos. 

Pero Cristo describió con sus hechos la verdadera humildad, que en contraste con la iglesia dominante dejaba mucho que desear. 

La verdadera humildad es esencial en el cristiano, y es esencial para la iglesia y para su unidad. 

Como los mandamientos es la negación de la agresividad aun ante la provocación, no puede existir sin humildad. 

De un modo especial cada hijo de Dios debemos de demostrar lo que Cristo nos ha enseñado a través de nuestra conversión. 

Lo único que el cristiano a llevar a la tierra nueva, cuando Cristo venga a buscar a su pueblo, es el carácter, y la humildad que hayamos demostrado en la tierra, ya que es parte del carácter.

MARANATA.

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