Bienaventurado los limpios de
corazón, porque ellos verán a Dios. Mateo 5:8
Cuando se ama mucho a una
persona, y está separada por un largo periodo de tiempo, uno/a se
siente agobiado /A . Pero revivimos una carta en la cual se nos
comunica su llegada eminente.
Sólo hay que ir a la estación de
tren o al aeropuerto, para contemplar la expectación allí vivida de
los familiares y le las novias. Es una ocasión muy feliz. Nuestro
amor por Dios nos hace anticipar el día cuando podamos estar con Él.
Las señales están casi cumplidas, sólo falta dos matices para que
sea un hecho consumado.
Hay unos pequeños detalles, que podrían
arruinar nuestra perspectivas: tenemos que poseer un corazón puro.
Tiene que haber una renovación de nuestro corazón y mente. ¡Esto
significa estar sin pecado! ¡Sin mancha! ¿Hace esto que nuestro
corazón se detenga?
¿Usted y yo, tenemos este gran ideal, y saber
que no estamos a la altura de las circunstancias? La gran mayoría
del pueblo de Dios, queramos admitirlo o no; no estamos a la altura
de Cristo. Las impurezas enturbian el agua. Las impurezas del vidrio
puede hacer que esa obra salga defectuosa y opaca.
Así es el corazón
humano cuando no esta convertido. Muchas veces racionamos
erróneamente porque tenemos cosas en nuestro corazón que
distorsiona nuestra percepción de las cosas celestiales, y de las
terrenales.
Nuestras emociones se ven afectadas por nuestra rebeldía
a través de las emociones o resentimientos hacia mi hermano.
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso;
¿quién lo conocerá? Yo Jehová,que escudriño la mente, que pruebo
el corazón” (Jer. 17:9-10).
Hay un gran cirujano, no cobra mucho.
Sólo pide lealtad y que le enviemos más enfermos. Nuestro corazón
esta enfermo, nuestra mente depravada por las cosas del mundo. “Dios
ha enviado a su Hijo al mundo para sanar a los quebrantado y
dolientes de buen corazón, no vino para dictar sentencia contra el
hombre.
Todo hombre que cree en El no es juzgado. El el hombre que no
cree en El, porque no cree en el carácter del Hijo unigénito de
Dios”(Jun 3:17). Creer en el carácter del unigénito Hijo de Dios
es creer en el carácter de Dios mismo.
La oración de Jesús por sus
discípulos (¡y nosotros!), El dijo: “Padre de toda bondad y
verdad, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y estos
hombres saben que tú me has enviado. He hecho que te conozcan”
(Juan.17:25-26 ibíd).
Los malentendido que hay en el pueblo de Dios
acerca de la divinidad de Cristo nublan nuestras mentes, nubla
nuestras mentes. En verdad, estamos actuando como niños de par
bulos.
La regeneración viene a través de la comunión del Espíritu
Santo, constantemente y la consagración a la obra de Dios. El tiempo
es corto, muy corto. Nuestro esquema de pensamiento han sido sanados.
Por la gracia y el poder de Nuestro Jesús y el Espíritu Santo.
Pronto saldremos a las montañas y valles para recibir a
nuestro Dios.
[Os pido que oréis por mi.
Tegon una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga].
[Os pido que oréis por mi.
Tegon una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga].
Maranata:
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puedan amarlo y otros odiarlo, usted y yo podemos
confiar
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