miércoles, 2 de agosto de 2017

ADMITIR LA DESOBEDIENCIA


Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. Roma. 11:32
Nos podemos hacer unas preguntas: ¿Por qué Dios está tan interesado en señalar la desobediencia universal de la raza humana? ¿Qué razón tiene para querer asegurarse de que todos admitan su desobediencia? 

¿Será para que ninguno trate de escapar de su reprensión? Pablo parece tener otro propósito en el texto de hoy. Reconocer un principio en el trato de Dios con nosotros, que somos pecadores: los que admitan su desobediencia reciben la misericordia. 

El problema con los que no reciben misericordia no es que Dios la ha retenido, sino que ellos lo la reconocieron que la necesitaban. Los que no saben que están enfermos no buscarán al médico. 

Aun cuando el don de la misericordia tiene un valor infinito para los que saben que la necesitan, la mayoría de aquellos a quienes Dios hizo la oferta todavía sufren sin aprovechar este beneficio. Pareciera tanto rechazar el saneamiento cuando la enfermedad sería fatal si no se atendiera. 
Pero eso revela hasta dónde vamos para proteger nuestra imagen. Preferimos morir proclamando nuestra inocencia que arriesgarnos a lo que parece segura vergüenza y rechazo si apareciéramos en la clínica y dijéramos en voz baja que estamos enfermos. 

Si sabemos por adelantado, sin embargo, que nuestra admisión será aceptada con misericordia, encontraremos que la admisión sera más fácil de hacer. Tenemos que ir al Hospital del cielo y le decimos al Medico nuestro problema, El Medico nos dará la receta adecuada para nuestro problema. 

Juan dijo que si confesamos nuestros pecados a nuestro Padre podemos estar seguros de que obtendremos el perdón.  Confesar, en este contexto, significa estar de acuerdo con la opinión que Dios tiene de nosotros, y decir: “Yo reconoces que soy un pecador, y tengo necesidad de tú ayuda”. 

 Dios sabe perfectamente cuál es nuestra condición; pero quiere saber nuestra respuesta. Dios no coaccionar a nadie, uno es libre esta es la grandeza de Dios.Es muy cierto que la grandeza de Dios guía al arrepentimiento. 

También puede decirse que esa misma bondad nos rodea con seguridad de tal manera que afrontamos admitir nuestra necesidad de arrepentimiento. Surge la gran pregunta: 

¿Cómo podemos mantenernos alejados de un Amigo tan amante? La oración es la escalera al cielo, mantengamos esa escalera fija en el cielo.
[Os pido que oréis por mi. 
Tegon una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga].
Maranata:
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