REVELADAS POR EL ESPÍRITU

Pero Dios nos la reveló a nosotros por él Espíritu; por que el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo del corazón. 1º Cor. 2:10.
El pronombre “las” de nuestro texto se refiere a las cosas “que Dios ha preparado para los que le aman” (ver. 9) 
No hay misterio en cuanto a las cosas que Dios ha preparado para los que serán salvos. El futuro es su reino eterno está también incluido en las cosas que nos ha revelado. 

¿Cómo nos llegó esa revelación? Mediante su Espíritu, mediante su Palabra (la Biblia), pues los santos hombres de Dios (profetas) hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2º Ped. 1:21). Así como el Espíritu Santo nos revela las cosas de Dios, también escudriña todas las cosas. 

“Siendo miembro de la divinidad el Espíritu Santo conoce todas las cosas. No ignora nada en ningún sentido. No escudriña para descubrir algo que antes ignora, sino para traer a la luz las cosas escondidas de Dios exponiéndolas a la consideración de sus hijos, y para guiarlos en su investigación de la verdad” (B.C T. 6º p. 671). 

Así como escudriña todas las cosas, también nos escudriña a nosotros para llevarnos a una unión más íntima con Dios.Si nos rendimos a él nos ayudara a investigar nuestro propio corazón para encontrar cosas en él cuya presencia ignoramos. 

Nos ayudara ganar victorias sobre esas cosas sacándolas del corazón para que la verdad de Dios pueda entrar y llenarlo con sus maravilloso consejo. Cuando le damos al Espíritu Santo el dominio completo de nuestra vida, el nos da una vida nueva en Cristo. 

Nos convertimos en hombres vivientes. “Dios llama a hombres vivientes; hombres que estén llenos de la vivificante influencia de su 
 Espíritu, hombres que vean a Dios como el gobernante supremo y reciban de él abundante prueba del cumplimiento supremo y reciban de el abundante pruebas del cumplimiento de su promesa, hombres que no sean tibios, sino cálidos y fervientes con su amor” (Testimonio, t. 6. p. 140). 
Al participar hoy en nuestro culto, escudriñemos nuestro corazón para ver cuántas de las “cosas” de Dios están albergadas allí. ¿Fueron esas cosas una bendición ayer para ti? 

Entonces será hoy una bendición para ti si la compartes; y al compartirlas seras doblemente bendecida/o. Si todos compartimos, su Espíritu seremos doblemente bendecidos. Al compartir, su Espíritu estará ayudando a “hombres y mujeres a ser hijos de Dios vivientes” en su servicio.

Maranata

Luis José de Madariaga.

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