jueves, 6 de marzo de 2014

LA ORACIÓN FERVIENTE PUEDE OBRAR MILAGROS.

Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo ¿qué hemos de beber? y Moisés clamó a Jehová: y Jehová le mostró un árbol, que al echarlo dentro  de las aguas se enzulzarón. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó.(Exo. 15:24-25).

 Me justa este texto. En la hora de la necesidad Moisés "clama a Jehová".
En la matutina de ayer expusimos que Dios contesta las oraciones que se hacen con fe.  En cuanto al árbol los beduinos del Sinaí considera el mar sabor del agua de el' Ain Hawarah- al igual que las otra veinte similares de las inmediaciones, no se conoce ningún medio como el agua puede ser potable.  De ahí que solo existe dos posibilidades con relación al texto.

1º Que Dios le indicara a moisés el árbol que endulzaba el agua amarga -árbol que no creze en esta zona-, 2º o bien la transformación del agua fue un acto directo de Dios y el árbol tenía sólo un significado simbólico.
En esta investigación nos inclinamos por la segunda parte.

"Las aguas se endulzaron".  Cuando Moisés "clamo",  el Señor obró; realizó un milagro.  La gente necesitaba agua potable. Sólo un milagro la podía proveer. Moisés "clamó", Dios escuchó. Las amargas "aguas se endulzaron"  Las necesidades de la gente fueron satisfecha. La oración ferviente obra milagros.

Muchos años después una piadosa mujer se hallaba angustiada. No tenia la posibilidad de tener hijos. Se sentía angustiada. Y esto las mujeres lo entienden muy bien.  "Yo soy una mujer atribulada de espíritu", dijo Ana a Elí, pero he derramado mi alma delante de Jehová".
Dios ve la sincerida de la persona cuando vamos a él.

Nació Samuel. La desgracia de Ana desapareció. Las oraciones fervientes pueden obrar grandes milagros.
Años más tarde el mismo Samuel "clamo. . . a Jehová trono aquel día con gran estruendo sobre los filisteos, y los atemorizó, y fueron vencidos delante de Israel".  

El pueblo de Dios se aparto de su Dios.  El profeta había presentado con toda franqueza las condíciones necesarias para que las bendiciones de Dios retornara a ellos.  "Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot entre vosotros, y preparad vuestros corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librara de la mano de los filisteos". (1º Sam. 7, 9, 10, 3).

La era del poder milagroso de Dios no ha pasado. Lamentablemente, muchos de nosotros no hemos aprendido la ciencia y el poder de la oración perseverante.  Muy pocos saben lo que es verdaderamente "clamar a Jehová. Yo el primero. 
Las condiciones que se debe llenar para que la oración sea respondida, para que las bendiciones sea restaurada al santo peregrino, aparece claramente en la experiencia de Samuel.

Debemos arrepentirnos, regresar, reformarnos y clamar al Sesor. Es entonces cuando se pruducira el milagro. Ocurrieron en los días de Samuel. Tambien puede ocurrir en nuestros días.     

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