miércoles, 24 de mayo de 2023

DIOS ES EL QUE ELIGE.

Y Jehová dijo a Samuel: ¿Hasta cuándo has tú de llorar por Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven; yo te enviaré a Isaí de Belén; porque de su hijos me he provisto de rey. (1º Samuel 16: 1).

Cuando Dios llamó a David del redil de su padre para ungir como Rey de Israel. 

El profeta vio a un joven que podría impartir el Espíritu de Dios a los hombres. 

Dios no mira el parecer de los hombres, ni su grandeza, ni menos su riquezas. Dios mira la sencillez de un corazón en el cual pueda ser un instrumento en manos de Dios. 

Por el contrario, el hombre mira la grandeza y su poder, cuanto mas alto sea su estatus social, mejor amigo tendrá y valdrá para sus propósitos. 

Dios no mira todas estas cosas, solo mira la nobleza de su corazón, la de su mente, lo que puede aportar para la causa de Dios a su obra. 

David era sensible a la influencia del Espíritu Santo, y el Señor en su providencia lo preparó para su servicio, para llevar a cabo sus propósitos. 

Es así como obra el Espíritu de Dios en los hijos de Dios, para que estos hagan su obra. Todos sabemos que el corazón es un músculo, que solo bombea sangre, que va del corazón a las arterias. 

Dios se refiere al intelecto, los afectos de la voluntad (Sal.139:23; Mat. 12:34; etc.). 

Es el factor que preside para determinar el destino, pues como es el pensamiento del hombre “en su corazón, tal es él”. 

Cuanto más pesada sea las responsabilidades que se lleven, tanto más humilde debe de ser la persona y mas celoso por la causa de Dios. 


Pero la realidad es otra, hombres con mucho poder son menos humildes que David. 

La confianza en Dios se pierde y estos hombres dentro de su pueblo (de Dios), se enaltece y despide al que no le agrada o le cae mal. 

Esto ha sucedido a lo largo de la historia del pueblo de Dios. 

Pocos son como David, en humildad, valor, y fe. Pero hay un llamado de Dios para esta clase de hombres. 

Antes de que pase al silencio de la tumba. Dentro de los límites del tiempo de gracia Dios invita a los hombre de su pueblo: “Venid luego. . .y estemos a cuenta” (Isa.1:18). 

El quiere que lo conozcamos y nos enteremos de su plan, porque “mirando a cara descubierta” somos transformados (ver 2 Cor. 3:18). 

está dirigido a nuestro intelecto. Dios se dirige a nuestro intelecto. La apariencia externa no vale lo verdaderos motivos de la vida es conocer a Dios, 

y todo lo exterior del hombre debe de ser cambiado como lo interior. Y así conoceremos a Dios que nos creó.

MARANATA.

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