viernes, 11 de diciembre de 2015

COMO NOS CLASIFICAMOS A NOSOTROS MISMOS


Los labios del justo apacientan a muchos, mas los necios mueren por falta de entendimiento. Prov. 10:21.
Oi acerca de un agricultor que gano un importante premio de agricultura, por la calidad de su maizales dentro de su estado. El siempre compartía sus mejores semillas con sus vecinos. 

Cuando se le preguntó por qué lo hacia contestó: “Es un asunto de protegerme a mis mismo. El viento levanta el polen y lo lleva a través de los campos. 
Si mis vecinos cultivan maíz de calidad inferior a la mía, la polinización cruzada tenderá a degradar la calidad del maíz. Por lo tanto me conviene que ellos puedan cultivar un buen maíz. 

En mis viajes por los campos de España, e conocido a agricultores sabios y inteligentes, pero no tan bueno como el de la historia a la cual me e referido. Este agricultor era sabio. Protegía sus propios intereses ayudando a sus vecinos a hacer lo mismo. 

El excelente de su cosecha alimentaría a muchos, al igual que las cosechas de sus vecinos. Sólo un agricultor insensato se negaría a usa la semilla premiadas. 

“¡No todos los agricultores hacen lo mismo!” Existe un alimento que es todavía más esencial que el maíz. Es el pan de vida. El hombre sabio participa del Pan de vida cada día, y lo comparte con sus vecinos. 

El Espíritu de Dios nos lleva al verdadero conocimiento de su palabra para que podamos darles a muchos vecinos aquello que más los beneficia y los alimenta. Spurgeon dijo: “La sabiduría es el uso correcto del conocimiento. Conocer no es ser sabio. “Solo sé que no sé nada” “scio me nihil scire o scio me nescire” 

Platón con toda su sabiduría según el hombre, le quedaba mucho por aprender. “Conocer no es ser sabio. Muchos hombre saben mucho, y son tanto más insensatos por ellos. . . 
Saber usar el conocimiento eso es sabiduría” Ben Jonson dijo: “Muy pocos hombres son sabios por su propio consejo, o eruditos por su propia enseñanza: porque quien sólo ha sido enseñado por sí mismo tuvo a un insensato como maestro” (The New Dictionary of Thought, p.728). 

Hay un proverbio árabe que nos dice que un día de un hombre sabio vale una vida de un necio” Salomón el hombre mas sabio dijo: 
“En los labios del prudente se halla sabiduría, Y vara a la espalda del falto de cordura” (Prov. 10:13). 
Estos pensamientos merece nuestra consideración. 
Como hijos de Dios, y encargados de la terminación de su obra, ¿nos atrevemos a clasificarnos a nosotros mismos con estas frases? 
¿Estamos alimentarnos a muchos con la palabra de Dios, el Pan de vida, o como necios estamos muriendo por falta de sabiduría? 
Si dejamos de alimentar a otros con el pan de vida, ¿no estaremos acaso actuando en forma necia, y habremos de clasificarnos como necios?.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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La Biblia a través del tiempo.

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