CRISTIANOS DE POCA FE.

Y al instante Jesús, extendió su mano, trabo de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Mateo 14:31.

En la vida de un creyente hay altos y bajos, queremos que nuestras oraciones sean contestadas al momento, pero esto no es así para Dios. 

El Señor contesta nuestras oraciones cuando lo cree necesario. Cuando hacemos una demanda a Dios, debe de ser conforme a su voluntad, pues no sabemos si nuestra demanda es la más correcta para nosotros. 

Pero Dios no demora en responder al sincero pedido de las olas de la tentación que de tanto en tanto anega el alma. 

Pero la duda es un factor en un mundo dónde vivimos. El mundo esta envuelto en un mar de dudas. 

Millones de seres humanos comparte sus dudas a lo largo del camino de la vida, mientras lo que más necesitan es tener fe en Dios. 

No una fe que se tambalea cuando la brisa nos toca, sino una fe viva y triunfante. Una fe que pueda compartir con las demás personas que convive al su alrededor. 

Con amor Jesús salvo a Pedro y luego lo reprendió por su falta de confianza. No censuro a Pedro por haber intentado andar sobre las olas, sino por abandonar la fe.

Pedro aprendió la lección que Jesús deseaba que aprendiera de este caso, pero si la hubiera aprendido plenamente, no habría fracasado un año después ( cap. 26:69-75; DTG.345). 

El espíritu de duda que domina a la sociedad actual es muy oscura, tanto para la juventud como para los mayores. 

En esta sociedad en la que vivimos la duda se ha convertido en algo natural dentro de la sociedad. 

Los centros donde más influencia tienen son los colegios y las universidades. Las facultades están llenas de jóvenes que han aceptado la filosofía existencialista de la vida dela incredulidad. 

Pero en el mundo de los adultos existe una mayor incredulidad hacia las cosas de Dios, y la fe deja de existir en sus vidas. 

Aun en las personas creyentes, la fe se tambalea como hoja que cae del árbol. Las personas vacilan cuando están en dudan acerca de cual de los dos camino que debe de tomar. 

“Nadie puede servir a dos señores” ni tampoco puede sentirse cómodo en su intento de hacerlo.

Cierto predicador dijo:“¡Crean en sus creencias y duden sus dudas!”

 En medio de la tormenta que agita el mundo y en vista del ominoso futuro que se asoma en el horizonte de este mundo, es fácil dudar y temer, y es humano hundirse en el mar de la desesperación. 

Pero la promesa de Dios esta siempre presente. Muchos son llamados, mas pocos escogidos (Mateo. 20:16) Y al que a mí viene, yo no le echo fuera (Juan 6:37). Oremos como Daniel, para afianzar nuestra fe.

MARANATA.

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