sábado, 9 de marzo de 2019

LA RECONCILIACIÓN

También nosotros hemos creído en Jesucristo, para ser liberados de culpa, por medio de esta fe y no por hacer lo que manda la ley. Porque nadie queda libre de culpa por hacer lo que manda la ley. Gálatas 2:16
Pablo se ocupa únicamente de los códigos moral y ceremonial.Es evidente que el civil no entraba directa mente en el problema que aquí se plantea, es la validez del Evangelio.

Los errores de los judíos y alguna denominación cristiana era. 1º consideran que las salvación se podía alcanzar mediante los ritos de “la ley” y en virtud de una vida meritoria, en la cual las buenas obras podían pagar el precio de las malas obras; 

2º añadir a la ley que fue dada por Dios una gran cantidad de requisitos humanos comúnmente llamados “tradiciones” (PP. 97-98); Marc. 7:3, tratar de poner en vigor más allá de la cruz ciertos aspectos de las ordenanzas rituales y ceremoniales de “la ley”, cuando esta había sido expirado en la cruz. 

La ley de Dios es inmutable, pero las religiones cristianas la han abolido, con sus ritos y costumbres, dando preponderancia a las tradiciones de kos hombres.La fe en Jesús es la base (Juan 1:12; 3:16; Romanos 4:3; 5:1). 

La justificación se recibe como un don o regalo de Dios por medio de Jesucristo ( Juan 3:16). 

Las obras de los hombre no valen nada ante Dios, La gracia es un don de Dios hechos posible por medio de Jesucristo. 

Para que el hombre reciba este don tienen o debe de ejercer fe y confianza en Dios. 

Ya que sólo Él puede justificar al pecador. Y luego entendemos que la fe es el medio por el cual el hombre es justificado y santificado por la sangre de Cristo. 

Desde la Reforma, todos los eruditos están de acuerdo que la “justificación” está unido a la salvación del hombre por la fe, y no por las obras, que los católicos las incluyen para la salvación. 

La relación con Dios se rompe cuando el hombre peca, si este pecado continua en la vida del pecador, se volverá tan duro como la piedra y no obtendrá la salvación. 

Si con humildad el cristiano, se allega al trono de la gracia, pidiendo perdón y fuerza para no hacerlo más, la misericordia de Dios le alcanzara. 

Esto es una realidad, en la tierra nueva veremos a hombres y mujeres, que a nuestro parecer eran tan crueles en esta vida y, lo veremos en los reinos de los cielos. 

Todos somos hijos de Dios, y sí en el último instante de nuestra vida pedimos perdón con sinceridad y arrepentimiento, Dios Padre nos perdonará.

Ese es el amor de Dios para con sus hijos. 

El hombre debe de establecer una relación intima con su Dios. Somos liberados de la culpa no por los méritos que podamos hacer, sino por nuestra unión con el Padre.
MARANATA.
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