Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Mat. 5:5.
La mansedumbre es una preciosa características cristiana.
La mansedumbre y humildad de Cristo se aprende sólo llevando el yugo de Cristo. . . Ese yugo significa entera sumisión.
El universo celestial contempla una ausencia de humildad y mansedumbre del corazón.
La exaltación propia, en el sentimiento de una importancia exagerada, hacen al agente humano tan importante ante su propia estimación que le hacen sentir que no tiene necesidad de un Salvador; que no necesita llevar el yugo de Cristo.
Pero la invitación a cada alma es: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mat. 11:29).
El poder de Dios aguarda ser demandado por nosotros. . . El poder espiritual es renovado cada mañana y es nuevo cada noche.
Redime a los hombres de la ambición mundanal y expulsa todo egoísmo del ama. . . El egoísmo y la ambición han hecho a perder muchas vidas. . .
Los que contemplan al Invisible. Ven al Rey en su belleza y la tierra que está en lontananza.
Practican la economía y manifiestan la justicia y rectitud, mortificando el yo en lugar de la exaltación. . . Debe haber una transformación del ser entero: Corazón, espíritu y carácter. . .
Solamente en el altar del sacrificio y de la mano de Dios, puede el hombre egoísta y codicioso recibir la tea celestial que revela su propia incompetencia y que lo conduce a someterse al yugo de Cristo, a aprender su mansedumbre y humildad. . .
Entonces nos pone bajo la guía del Espíritu que nos conduce a toda la verdad colocando nuestra propia suficiencia en sumisión a Cristo (Manuscrito 94. 1899).0
Maranata
Luis
José de Madariaga.
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segunda venida apocalíptica.
La
Biblia a través del tiempo.
Ver
La película del Deseado de
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