viernes, 19 de marzo de 2010

¿BUSCAREMOS LA SEGURIDAD CUANDO SEA DEMASIADO TARDE?

"El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas" (Gén. 7:11).

Los antediluvianos fueron amonestados, pero el registro [bíblico] indica que no "entendieron" hasta que el Diluvio vino y se los llevó a todos... Vieron cuando Noé, su esposa, sus hijos y sus esposas entraron al arca y la puerta se cerró tras ellos. Sólo ocho personas entraron para refugiarse de la tormenta y durante una semana esperaron la llegada de las lluvias... Cada día el sol salió y se ocultó en medio de un cielo despejado, y cada día tuvo Noé la tentación de dudar. Pero el Señor había dicho que el Diluvio vendría y Noé confió en su palabra.

Al fin de los siete días comenzaron a formarse las nubes. Esto era algo nuevo para la gente que nunca las había visto... Las nubes se tornaron más y más densas y pronto la lluvia comenzó a caer. Todavía la gente trató de pensar que esto no era nada alarmante. Pero muy pronto parecía que las ventanas de los cielos se hubieran abierto pues la lluvia caía a raudales. Por un tiempo el suelo absorbió la lluvia; pero pronto comenzó a subir el agua, y cada día el nivel estaba más alto. Por la mañana, cuando la gente veía que la lluvia seguía cayendo, se miraba con desesperación, y cada noche repetía: "¡Aún llueve!" Así fue cada mañana y cada noche.

Durante cuarenta días y cuarenta noches cayó la lluvia. El agua penetró en las casas y llevó a la gente hasta los templos que habían erigido para ofrecer sus cultos idólatras. Pero los templos fueron arrasados. La corteza del planeta se rompió y el agua acumulada en el vientre de la tierra irrumpió en la superficie. Enormes rocas fueron arrojadas por el aire.

Por doquiera se veían personas huyendo, en busca de un refugio. Había llegado el momento cuando de buena gana hubieran entrado en el arca. Llenas de angustia clamaban: "¡Oh, un lugar de refugio!" Hubo quienes le gritaron a Noé y le pidieron que los admitiera en el arca. Pero sus voces se perdieron arrastradas por la furia de la tempestad. Algunos lograron aferrarse al arca pero fueron arrastrados por las olas. Dios había puesto allí a quienes creyeron en su palabra y ningún otro podía entrar.
Los padres con sus hijos buscaban las elevadas copas de los árboles que aún estaban en pie, pero tan pronto alcanzaban este refugio los vientos los lanzaban en medio de las turbulentas y agitadas aguas...
¿Dónde estaba ahora el arca y aquellas personas que fueron objeto de las burlas y las mofas? Protegida por el poder de Dios, la inmensa arca flotaba en medio de las aguas, y Noé y su familia estaban seguros en su interior (Signs of the Times, 10 de abril de 1901).

E. G. White.

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