domingo, 11 de febrero de 2024

¿SOMOS CANALES DE VIDA?

Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre que está en el cielo"Mat. 5:16.

En muchos países de Asia, Medio Oriente, España y Portugal Se usaban lámpara o candiles para alumbrar la noche.

Esta luz debía alumbrar al visitante, para que no tropezase. Otra veces el candelero, se ponía en medio del cuarto para alumbra a los visitantes.

Así todos los miembros de la familia pueden aprovechar la luz si se coloca en un lugar adecuado.

La luz en este caso es la luz del Espíritu Santo, Dios deseaba que toda la familia humana se beneficiase con la luz de la vela que Dios nos ha confiado desde los descendientes de Abrahán (Gén. 4:6; Isa. 60:1-3.; cf. ver tomo IV, P.P. 30-32).

Cuando conocemos la palabra de Dios, empezamos a estudiar y a investigar, queremos atesorar todo para nosotros, y cada años atesoramos más sabiduría.

Eso es bueno, pero si nos quedamos así, de nada nos servirá, estamos muertos. El Espíritu Santo espera que seamos canales y la luz del mundo, para que otros se beneficie de la luz divina.

Esta luz que es la verdad se encuentra en la Biblia, ella es la fuente de sabiduría. 

A cada uno Dios le a dado un don, y debe de desarrollarlo para gloria de Dios. “Me pregunto”, ¿ Por cuánto tiempo la fe de la iglesia debe de ser limitada?

¿Por qué nosotros no ejercemos la fe cuando las bendiciones divinas están listas para ser derramadas sobre su pueblo? ¿El Espíritu Santo puede actuar sobre nosotros?

¡ciertamente no!” La eficacia con que los discípulos llegaron a reflejar la luz de la verdad y el amor de Dios se hizo evidente aun para sus más acerbos enemigos, quienes “reconocían que había estado con Jesús” (Hech 4:13).

La palabra debe de ser nuestro objeto de estudio. Ella es una mina de diamantes muy pulidos.

Hemos excavado a poca profundidad, si intentamos excavar a más profundidad, encontraremos bellas y preciosas gemas de gran precio.

Cristo nos insta a profundizar más y más, cada día. Jesús es quien disemina la luz que procede del cielo (Juan 1:4).

El mundo debe de ver las buenas obras y glorifiquen a Dios.

La lámpara se aprecia por la claridad y la intensidad de la luz que brinda.

Pero el hecho que la lámpara da luz demuestra que hay suficiente aceite para alumbrar la habitación. “Ves y haz tu lo mismo”

MARANATA.

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