Mas él, tomándola de la mano, clamó, diciendo: Muchacha, levántate. Entonce su espíritu volvió, y se levantó luego: y le mandó que le diesen de comer. Lucas 8: 54-55.
La resurrección resuelve el problema de la impotencia humana. Al meditar sobre la vida, la muerte y la resurrección de Jesús y de los hijos de Dios, el ser humano se plantea si la muerte de Jesús fue el mayor acontecimiento que nos hizo legalmente justos ante Dios.
Y por fe, creemos que fue el mayor acontecimiento. La fe es el pilar de las tres virtudes teológicas de 1º de Cor.13:13. Si el padre no hubiese ejercido fe, su hija no hubiera resucitado.
La resurrección añade una dimensión específica a la salvación. Por la fe creemos en la resurrección de los muertos.
Y la resurrección de Jesús nos muestra el camino de los que serán salvos en aquel día grandioso. “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Juan 1:49.
Los que realmente contemplan a Cristo, serán transformados a imagen a través del Espíritu del Señor Jesús.
Nuestro carácter será pulido y se manifestará el refinamiento de los hijos de Dios.
Pero mientra estemos en este mundo, nuestras oraciones deben de ascender como perfume agradable hacia el trono de Dios.
El Padre comprendió el gran poder de la oración, y de una fe viva en Jesús.
Una gran mayoría del pueblo de Dios, no comprende cuán grandes privilegios y necesidades son la oración.
Pues a través del Espíritu Santo, se nos revela a nuestra mente el carácter de la consagración que acepta Dios.
Mediante el Espíritu Santo la mente es iluminada y nuestro carácter se renueva, santifica y exalta.
Esto es lo que influyó en la mente de Jairo, cuando pidió la ayuda a Jesús para que salvara a su hija.Mediante la actuación profunda del Espíritu Santo, se le mostró al pueblo de Israel, el carácter de Dios. Dios, es un Dios de vivos y no de muertos.
Fue el periodo de una gran luz espiritual para Israel, si esa luz no es sagradamente apreciada ni se actúa conforme a ella, se convierte en un periodo de oscuridad espiritual.
Jesús era para Israel un Dios de vivos y no de muertos. Los judíos no deseaban el conocimiento espiritual, no querían estar cerca de la fuente espiritual.
A través de la resurrección de la hija de Jairo, el pueblo tuvo la oportunidad de conocer la misericordia de Dios.
Los que deseen avanzar en conocimiento espiritual, deben estar cerca de la misma fuente de Dios, y deben de beber, vez tras vez, de los manantiales de la salvación. (MS. p.157).
MARANATA.
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