domingo, 22 de octubre de 2017

ENCUENTRA, OH REBELDE ISRAEL TU CAMINO


Vuélvete, oh rebelde Israel. Reconoce,pues, tu maldad, Jer, 3-.12, 13.
No hay dada más fuerte que estar embolsado algunas sustancia y descubrir que se ha terminado las bolsas. 

O estar junto al mar, con las manos llenas de caracoles y otros tesoros, sabiendo que no hay forma de llevarlo a casa. O peor aún, llevar a casa un recipiente lleno de ciruelas y que se rompan a tiempo como para dejar el coche hecho un desastre. 

“El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo” ¿(Mat. 13:44), ¡Un tesoro! ¿Como podríamos obtenerlo? Escuchemos lo que dice Jesús: 

“No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino” (Luc.12-32). Nosotros mismos somos los recipientes de este tesoro. “Tenemos este tesoro en vaso de barro” (2. Cor. 4:7). 

Los versículos anteriores explican lo que es ese tesoro: es la verdad en cuanto a quien es el Padre, como fue revelado por la vida de Cristo. Desde el Edén hemos estado escondiéndonos de Dios. Escondiéndonos porque tenemos miedo, 

¡No necesitamos escondernos! Nuestros temores se basan en los falsos informes del engañador de los hombres. 

Por medio de Cristo hemos visto el carácter de Dios y cómo se relacionan con la humanidad caída. 

Hemos visto su amor por nosotros, su aceptación. Y esta verdad es el tesoro que Dios desea darnos liberalmente. Desea llenar nuestras vidas con su amistad y amor. 

Todo depende de nosotros que lo demos a Dios nuestro recipientes. Y no los daremos hasta que seamos conscientes de este vacío, en nuestro interior, tan horriblemente vació. “Tan sólo dice Cristo: necesitas mis tesoros, esta a tus disposición, sólo hay una cosa- , Tienes que ir al Padre-. 

Para que pueda dártelo!” ¿Cual seria tu respuesta? Puede ser que sea negativa, por las circunstancia, pero eso no te eximí de tu responsabilidad. El se forzó a hacernos ver la realidad. 

Y con un inmenso amor nos explica cual es la realidad y nuestra condición. Al principio pensamos que El nos ha acorralado, pero al vernos temblamos ante El en nuestra desnudez, simplemente nos cubre con su manto, su propia y amorosa vida perfecta. “Ponte esto -nos ofrece-, te hará sentir más cómodo”. 

Y es así. No antes de mucho estaremos abrigados, ¡estamos reconciliados con el Padre! Entonces cuando 

El comienza a llenar nuestro vasos con el tesoro de quién es El. Reconozcamos lo que necesitamos ser para recibir el tesoro! 

La preparación del cristiano empieza en la tierra, aquí se tiene que llevar su carácter al cielo, Cristo nos nos cambiara nuestro carácter amenos que nosotros hallamos hecho todo lo necesario para estar con El Padre.
Maranata:
http://degunda venida apocaliptica.blogspot.com
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