
Como fuera de sí, los impíos han contemplado la coronación del Hijo de Dios. Ven en las manos de él las tablas de la ley divina, los estatutos que ellos despreciaron y transgredieron. (foto DSios en su trono juzgando a los seres humanos).
Son testigos de la explosión de admiración, arrobamiento y adoración de los redimidos; y. . . todos exclaman a una voz: "¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios
Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de los siglos!" (Apoc. 15: 3, VM). Y cayendo prosternados, adoran al Príncipe de la vida. (foto. La ley por el cual serán juzgados).
Satanás parece paralizado al contemplar la gloria y la majestad de Cristo. El que en otro tiempo fue uno de los querubines cubridores, recuerda de dónde cayó. (foto. Satanás ve la gloria del ángel que ocupa su puesto).
El que fue serafín resplandeciente, "hijo de la aurora", ¡cuán cam
Ha visto la corona colocada sobre la cabeza de Cristo por un ángel de elevada estatura y majestuoso continente, y sabe que la posición exaltada que ocupa este ángel habría podido ser la suya.
Recuerda la mansión de su inocencia y pureza. . . Al considerar Satanás su reino y los frutos de sus esfuerzos, só

El archiengañador ha sido desenmascarado por completo en su último gr
Satanás ve que su rebelión voluntaria lo incapacitó para el cielo. Ejerció su poder guerreando contra Dios; la pureza, la paz y la armonía del cielo serían para él suprema tortura. Sus acusaciones contra la misericordia y la justicia de Dios están ya acalladas. (foto. La ultima batalla se celebrara en la tierra, en el monte de las olivas donde Cristo oro por última vez).
Los vituperios que procuró lanzar contra Jehová recaen enteramente sobre él. Y ahora Satanás se inclina y reconoce la justicia de su sentencia.
G.W.
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