
Toda cuestión de verdad y error en la controversia que tanto ha durado, ha quedado aclarada. Los resultados de la rebelión y el apartamiento de los estatutos divinos han sido puestos a la vista de todos los seres inteligentes creados por Dios. (Foto. Las maravillas que hay en la tierra no se pueden comparar con lo que Dios a creado, ni con todo sufrimiento que padeció Cristo).
La obra del gobierno de Satanás en contraste con el de Dios ha sido presentado a todo el universo. Satanás ha sido condenado por sus propias obras. La sabiduría de Dios, su justicia y su bondad quedan por completo reivindicadas.
Queda también comprobado que todos sus actos en el gran conflicto fueron

El universo entero contempló el gran sacrificio hecho por el Padre y el Hijo en beneficio del hombre. Ha llegado la hora en que Cristo ocupa el

A fin de alcanzar el gozo que le fuera propuesto -el de llevar a muchos hijos a la gloria- sufrió la cruz y menospreció la vergüenza. Y por inconcebiblemente grandes que fuesen el dolor y el oprobio, mayores aún son la dicha y la gloria. Echa una mirada hacia los redimidos, transformados a su propia imagen, cuyos corazones llevan el sello perfecto de lo divino y cuyos rostros reflejan la semejanza de su Rey. (foto. Cristo en su trono de gloria).

Contempla en ellos el resultado de las angustias de su alma, y está satisfecho. Luego, con voz que llega hasta las multitudes reunidas de los justos y de los impíos, exclama: "¡Contemplad el rescate de mi sangre! Por éstos sufrí, por éstos morí, para que pudiesen permanecer en mi presencia a través de las edades eternas". (foto. Cristo entre dos mundos muy distintos entre si).
Y de entre los revestidos con túnicas blancas en torno del trono, asciende el canto de alabanza: "Digno es el Cordero que ha sido inmolado, de recibir el poder, y la riqueza, y la sabiduría, y la fortaleza, y la honra, y la gloria, y la bendición!" (Apoc. 5: 12, VM)
G.W.