En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (foto ella acepta a Jesús como su Salvador).Se discutía acerca de un gran hombre. El parecía haber poseído más características cristianas que muchos profesos cristianos: bondad, compasión, tolerancia, humildad, generosidad, magnanimidad, y sin embargo no había hecho profesión de ser cristiano. Surgió la pregunta. ¿¿podría salvarse ese hombre que nunca había pretendido ser cristiano?
Humanamente hablando, esa pregunta nunca halla respuesta. Solo Dios, que es infinitamente sabio y justo, puede contestarla. Pero la mencionamos para hacer resaltar la declaración categórica de nuestro texto: absolutamente no hay otro camino hacia el cielo, sino mediante Jesús. Al paso que Dios está dispuesto a ir hasta lo sumo para salvar a la humanidad, hay cierto límites que él no pasa si ha eliminado la plaga del pecado. El limite se detiene en Jesús.
Uno puede ser impecable moralmente, como Pablo antes de su conversión: "en cuanto a la justicia que es la ley, irreprensible" (fil.3:3). Sin embargo eso no añade absolutamente ningún mérito frente a Dios. Nuestro único mérito es mediante Cristo.
En el sermón del monte, Jesús mencionó a cierto grupo que le dirá en el juicio: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí" (Mat. 7:22. 23). Entonces se tendrá en cuenta si los hombres aceptaron o no a Jesús como a su Salvador. Esa es la norma del
cielo. (foto, Pedro acepta a Jesús como su salvador).Por lo tanto,asegurémosno de una cosa: que hemos tomado a Jesús como a nuestro Salvador y garantía para que en el juicio podamos mantenernos "no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia... para que justificados por la gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna" (Tito. 3:5,7).
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