No hay peor cosa en esta vida que la presunción, el egoísmo y la arrogancia.
Este fue el carácter que demostró Santanas ante el trono de Dios. Y por ende, es el mismo que presenta el hombre ante Dios hoy día.
El Señor indico a Samuel que accediera a la demanda de su pueblo, pero que les advirtiese de las consecuencias que ello acaricia al pueblo.
Dios tenia unos planes trazados para su pueblo, pero el orgullo y la arrogancia de una nación, los llevaron a la ruina.
El pedir un rey que los condujera como los otros pueblos. Así desecharon a Dios de sus vidas.
¿Cuántas veces el ser humano desechamos a Dios de nuestra vidas? Queremos hacer nuestra voluntad, y no la de Dios. Y encontramos que el camino elegido, es peor que el anterior.
En su ceguera espiritual el pueblo no vio más allá de lo que Samuel quería decirles, no percibieron que era Dios que hablaba a través de Samuel.
Hoy día Dios nos habla a través de su palabra, y nos indica que debemos hacer, pero al igual que antaño no le obedecemos, y así nos pasa lo que nos pasa, nos alejamos de Dios.
Dios nos esta conduciendo, nos orienta a través de las tinieblas que este mundo nos rodean. “El hacer tu voluntad me ha agradado”. Esa debería de ser nuestra respuesta a Dios.
Muchas veces por nuestra propia lección sembramos la semilla de la contumacia, y al hacerlo colocamos al Señor en una situación en la que le era necesario dejar que la semilla produjera en nosotros la propia cosecha.
La semilla que sembremos podrá producir buen fruto o mal fruto. El poder, la potencia y la sabiduría esta en el cielo, pero nosotros la queremos en la tierra.
De esa manera, con frecuencia Dios permite que los seres humanos disponga de lo que él mismo no aprueba. Concede lo que en su misericordia previamente había retenido.
Dios puede hacer de nosotros si queremos, instrumentos para su gloria, como lo hizo con Saul dandole un corazón nuevo.
Dejemos nuestras vidas ser guiadas por él Espíritu de Dios, para que se manifieste la grandeza de Dios.
¿Saúl paso la prueba de fuego? ¿Honró entonces a Dios? Cuando fue puesto a prueba no honro a Dios.
Las consecuencias fueron fatales para su vida. Pongamos nuestras vidas al servicio de Dios Altísimo, y veremos como Dios obra en nosotros.
MARANATA.
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