¡Mirad por vosotros mismos! Si tu hermano peca contra ti, repréndelo; y si se arrepiente, perdonarlo. Y si siete veces al día peca contra ti, siete veces al día vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”: perdónalo. Luc. 17:3-5-
Nos presenta la actitud que deberíamos demostrar un cristiano para con sus hermanos que lo han injuriado.
Me viene a mi mente un artículo que leí no hace mucho. Una gran actriz se suicidio aparentemente en su bañera, dejó una nota indicando a la policía que buscará al asesino.
Las pesquisas más tarde demostraron un desequilibrio emocional de la persona. El peso de la culpabilidad no la pudo soportar. El no perdonar a otros es una forma de inducirnos a caer en imprudencias y pecados temerarios.
Es decir: a nuestros pecados, o contra otros, llevarnos a la desesperación ¿Porque vivir abrumado con el peso de la culpa? Cristo está dispuesto a perdonar y a olvidar el pasado y a darnos una nueva oportunidad.
Como podemos comprender este texto. ¿Qué quiso Jesús decirnos a cada uno de nosotros? Suponga que Usted está en un restaurante, y pide un refresco, el camarero tropieza y drama el líquido sobre ti, esto se repite cuatro veces.
¿Que le viene a su mente en ese momento? A/ que es torpe, B/ que está medio ciego, C/ o que lo ha hecho a propósito. ¿cual seria tu actitud en ese momento? Esto sucedió en realidad, no era culpa del camarero, que tropezara en la misma hendidura cuatro veces, que el lo lamento grandemente, y pidió perdón.
La verdadera actitud de esta persona fue perdonarlo. Es una metáfora, pero puede pasar con otras cosas en nuestra vida.
Si sabemos perdonar, (que esto ya es difícil, pero no imposible para el ser humano), Cristo demostró ante el universo que el pecador podría ser perdonado por el inmenso amor del Padre.
Vuelvo a la misma pregunta que la anteriormente: ¿Que harías Usted? ¿Lo perdonaría? Con estas sencillas palabras Jesús es lo que está diciendo.¿Piensa que pediría algo que tú y yo, no estuviésemos dispuesto a hacer?
Es el aspecto trágico del pecado no está en Dios en que pueda perdonar, sino en la triste realidad de que somos Usted y yo, quienes no queremos perdonar, y por ende perdonarnos a nosotros mismos.
Estoy seguro de que hay miles de personas que se auto compadecen de su culpa, y no encuentra paz en su corazón.
No han mirado a Jesús, ni a su tierno amor. Por lo tanto no son felices en esta vida.
Pero Jesús nos están mirando: “Hijo, debes de venir a mis brazos. Yo are olvidar tu pecado, Ya pagué el precio de tu pecado; ven a mí porque yo te redimi.
Nuestro verso nos demuestra la otra dimensión del amor del Padre a través de su Hijo. Nunca aceptara nuestro pecados amenos que sepamos perdonar como él nos perdonó.
MARANATA.
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