El yermo como la sabana de África se transforma todas las estaciones, en el invierno la yerba es rociada por las ricas lluvias, y los árboles crece después de las lluvias.
Es un renacer cada primavera. Esto lo sabemos muy bien en España, ya que hay montes donde el abrasador verano los quema, y en Abril y mayo llueve y da vida al campo.
La lluvia es vida, y todo se regenera, sin ella el hombre no podría vivir. Pero en los llanos de castilla y Aragón, Andalucía, y son los lugares donde se siembra el trigo y la cebada, olivos, Patatas y remolacha, sus inmensas llanuras les hace propicio para tales bendición de Dios.
Los abundantes frutos son bendiciones de Dios para el hombre. Es Dios que ayuda a los que cultivan el suelo. La temperatura en verano puede llega hasta los 35 y los 40 grados.
En invierno pueden alcanzar 1º a 5º bajo cero, y en algunos caso más. A pesar de estos climas tan bruscos, se encuentra una tierra llenas de bendiciones para el agricultor.
Así es el Espíritu Santo, obrando en los hombre. Hay hombres duros como el pedernal, y otros más blandos como la roca de caliza, y otros como roca blanda donde el escultor puede tallar la figura de un ser vivo.
A todos llega el Espíritu de Dios, pero sólo uno puede ser tallado por el cincel del Espíritu de Dios.
La tierra es lo mismo, hay tierra donde no se puede plantar, aún así existen vellos oasis en el desierto, donde se ve la misericordia de Dios.
Así pasa con las praderas, se derrite el hielo, y cuando viene la primavera las flores y las amapolas salen para alabar a Dios; y sabe el manto tupido de amapolas y margaritas.
El cristiano que es regado por la lluvia (del Espíritu de Dios), florece y va en busca de otros campos donde sembrar su semilla de conocimiento de Jesús, puede dar fruto en abundancia.
Así obra el Espíritu de Dios, siembra y vuelve a sembrar, y a final habrá una gran cosecha de amapolas y margaritas.
“amapola novia del campo, tu belleza y tu color quiso vestirse Salomón, El sol te da vida por el día y la luna te riega por la noche.
Toda la grandeza del hombre, no se puede comparar con tu belleza.
Tu vida es corta, pero tu belleza perdura”. ( L.J. d. M). Las praderas es un vasto testimonio de lo que Dios puede hacer al derretir el corazón del ser humano.
El mismo Dios que hizo fluir agua de la roca en Refidim y de la peña en Cades, proporcionará raudales de agua viva a sus siervos fieles Sal. 114:8; Juan 4:14). La amapolas beben agua cada noche, para estar bellas al amanecer. El que bebe del agua de la roca (Cristo) no tendrá sed.
MARANATA.
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