UN REINO PARA NOSOTROS.

Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Mat. 25: 34.
El pueblo de Dios, fiel a los principios establecidos por Dios son “bienaventurados” . 

Porque estarán en la “presencia” de Dios y ellos estarán llenos de “plenitud de gozo” y “delicia” por qué estará a su diestra. 
Cristo quiere dejar claro la herencia. En el principio el hombre fue designado como rey de este mundo (Gén. 1:28); pero como resultado de su caída, perdió su dominio y su corona. 

Daniel el profeta dijo: Y que el reino, el dominio y la majestad de los reinos debajo del cielo, sea dado al pueblo de los Santos. . . (Dan 7:27). 

Aquí encontramos una vislumbre consoladora del resultado de un gran conflicto final de todas las persecuciones por la cual el pueblo de Dios ha pasado. 
 
¡Bendito pensamiento! Nuestro texto nos dice que nuestro Padre celestial tiene una herencia para cada uno de nosotros. 

El conflicto o la cuestión es la fidelidad del hombre. Lucifer robó nuestra herencia terrenal, y quiere quitarnos también nuestra herencia celestial. 

Usara todos los trucos para usurparnos nuestra erencia, no olvidemos que el es el rey de este mundo; y sabe más el diablo por viejo, que por diablo. 

Ha tratado de devolvernos la herencia terrenal cobrándonos, como pago, nuestro servicio a él. Incluso trató de vendérsela de vuelta al Hijo de Dios (Mat. 4:1-11). 

Todas las veces que uno está rodeado de nubes, perplejo por las circunstancia, o afligido por la pobreza o la desgracia, Satanás está cerca para tentar y molestar a los hijos de Dios. Ataca nuestros puntos débiles de carácter. 

Busca sacudir nuestra confianza en Dios. A menudo el tentador se nos acerca como lo hizo con Cristo, poniendo de manifiesto ante nosotros nuestra flaqueza y debilidades.

Satanás no pudo convencer al Salvador. El titulo de nuestra herencia es claro y conciso. Para probarlo sólo necesitamos leer y estudiar la Palabra (la Biblia) de Dios. 
Allí hallaremos que todos los gastos legales ya han sido pagados. . . en el Calvario. 

Con ese sacrificio, por cada uno de nosotros se nos ofrece un billete de venta firmado con la sangre de Jesús. Eso nos da la seguridad del Padre. 

En la casa de mi Padre muchas moradas hay, si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo”. 
El Espíritu de Dios nos ayudará a estar preparados para recibir nuestra herencia. Amen.

Maranata

Luis José de Madariaga.

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